Hijo de los agricultores Luigi Benigni e Isolina Papini, Roberto nació el 27 de octubre de 1952 en Manciano La Misericordia, Castiglion Fiorentino provincia de Arezzo, Italia. Desde muy joven se distinguió de los demás por su abierta personalidad y por su alegría contagiosa, dos cualidades fundamentales para su carrera artística.
Siendo muy joven se unió a una compañía teatral local con el único objetivo de hacer reír a las personas. Desde ese momento, Benigni llegó a la televisión participando en la serie de televisión “Onda Libera”, que aumentaría su fama de cómico.
Aunque tuvo un papel secundario en la serie rápidamente saltó a la fama, hasta el punto de que en 1975, Giuseppe Bertolucci lo invitó a participar en el monólogo teatral “Cioni Mario di Gaspare fu Giulia, que después será emitido en pantalla por el mismo Bertolucci con el título de “Berlinguer ti voglio bene”
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A pesar de las críticas no favorables a Roberto, la popularidad le llegó en 1978 gracias al programa “L’altra domenica”, presentado por Renzo Arbore, en el que el cómico italiano interpreta a un extraño y caprichoso crítico de cine. Con Arbore continuará colaborando en otros espectáculos cinematográficos, uno de ellos la memorable película “Il Papocchio”.
La inspiración de Benigni lo ha llevó a experimentar como director de cine y teatro. Dirigió algunos espectáculos teatrales y en 1983 tuvo la oportunidad de dirigir su primera película: “Tu mi turbi”, película aclamada por el público y por la crítica y que le permitió dirigir su segunda película: “Non ci resta che piangere”. Desde entonces, Roberto Benigni se conviertió en uno de los mejores del mundo del cine italiano, por lo cual el propio Bertolucci dirigiría el largometraje “Tuttobenigni”, una antología del trabajo del actor italiano que hoy en día es el manual de cabecera de los jóvenes aspirantes a cómicos.
Benigni fue criado como católico y sirvió de monaguillo. Ingresó en un seminario en Florencia que abandonó en 1966 para completar su educación secundaria en el instituto técnico comercial Datini cerca de Prato, donde se diplomó como contable.
Entre los trabajos más destacados de Roberto Benigni se cuentan el de un pequeño pero carismático papel de camarero en Una mujer singular (1979), dirigida por Constantino Costa-Gavras, con Yves Montand y Romy Schneider como protagonistas y una breve aparición en La luna (1979) de Bernardo Bertolucci.
En 1983, durante el rodaje de Tu mi turbi, conoció a la actriz Cesena Nicoletta Braschi, quien se convirtió en su esposa el 26 de diciembre de 1991 y quien ha sido pareja en muchas de sus películas. Ambos colaboran también en películas americanas del independiente Jim Jarmusch, posiblemente los títulos más lúcidos de su filmografía.
Benigni presentó con La vida es bella su trabajo más ambicioso y emotivo, un cuento acerca del poder del amor y de la imaginación en el marco de la Segunda Guerra Mundial y con la que ganó un Óscar al mejor actor.
En 2002 representó a Italia, con su filme Pinocho, en la carrera por el Óscar a la mejor película en lengua no inglesa.
La vida es bella logró el Óscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa. La hermosa y triste fábula de Roberto Benigni se hacía con uno de los grandes premios de la noche. Sophia Loren gritaba el nombre de Roberto y daba el pistoletazo de salida al show del actor. Fiel a su encanto y a su genial locura, Benigni se subía en su butaca y comenzaba a escalar el asiento de delante. Saltando de respaldo en respaldo y corriendo por las escaleras, el actor y director se metía a los presentes en el bolsillo. Lo que no imaginaba el bueno de Roberto Benigni mientras recitaba su divertido discurso en precario inglés era que todavía le iba a caer el Óscar al Mejor Actor. Recuerdo esa noche como ahora. ¡¡Qué alegría me dio que se hiciera con el galardón!! Maravilloso.
El actor italiano sorprendió a todos en su discurso al recoger el León de Oro dedicado a su carrera artística, al hablar de su esposa Nicoletta Braschi.
Con el ojo y el corazón de un director experimentado, eligió la toma adecuada y movió la escena: el centro de atención estaba sobre él, pero se aseguró de que todos miraran a su esposa. Le habló durante dos minutos como si estuvieran solos en la habitación:
"Dame unos momentos para decir algo sobre la persona que está en la cúspide de mis pensamientos, que, como dice Dante, ‘mparadisa la mia mente, y está aquí en la sala esta noche: mi actriz favorita, Nicoletta Braschi. Ni siquiera puedo dedicarle este premio, porque es suyo. Te pertenece, lo sabes, y por eso se lo dedicarás a quien quieras. […] Llevamos 40 años haciendo todo juntos, produciendo, interpretando y diseñando las películas. ¡Cuántas películas hemos hecho! Entonces, ¿cómo se mide el tiempo en una película? Solo conozco una forma de medir el tiempo: contigo y sin ti.
No puedo dedicarte el premio, pero podemos dividirlo. Tomo mi cola para mostrarte mi alegría, para mostrarte mi alegría. Y el resto es tuyo, sobre todo las alas. Si alguna vez en el trabajo que he hecho algo ha despegado es gracias a ti, tu talento, tu misterio, tu encanto, tu belleza, tu talento como actriz. Cuántas cosas aprendí al escucharte actuar en el set. […]. Se sabe que las mujeres tienen algo que los hombres no entendemos, es verdaderamente un misterio sin fin y hermoso. Groucho Marx tenía razón cuando decía: «Los hombres son mujeres que no lo han conseguido». Y así es. No podría ser como tú, Nicoletta.
Lo hice todo gracias a tu luz. Si algo bello y bueno que he hecho en mi vida siempre ha sido atravesado por tu luz. Cuánta luz emite. Recuerdo que la primera vez que te conocí desprendías tanta luz que pensé que Nuestro Señor, al darte a luz, quería adornar el cielo con otro sol. Mira, fue lo que ellos llaman amor a primera vista. De hecho, a última vista. De hecho a la vista eterna".
Fuentes: Busca biografías, Bolsamnia, Roberto Benigni
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