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Muchos de los que me conocen saben de mi amor por Serrat. Obsesión, dicen mis hijas. Es tanto lo que Serrat me acompaña en mi cotidianidad, que los carros que he tenido llevan los nombres de sus canciones: Benito, Irene, Edurne, Helena… Y también me acompaña mi proyecto de vida: Shayra-Serrat: autobiografía en movimiento, para no dejar morir la niña que llevo dentro, como esa paloma de tres primaveras: Ágatha, la de "Canción infantil".

Hace aproximadamente un año y medio, por el vicio de cantar, nunca mejor dicho, abrí la aplicación de Smule. Ahí coincidí con Pedro, un chico de Logroño, que es amigo de Alejandro y que me sirvió de enlace para tener este hermoso regalo de la vida.

Alejandro es el "Juan" de "Juan y José".

Para hacer esta canción más especial todavía, los arreglos son de Manuel Tejada y los coros de Mariela Mercado, dominicanos como yo.




Charla del día 11 de mayo, 2022


Juan y José

Sentados contra el muro del frontón

Hacían planes mientras reponían fuerzas

Dudaban

Entre ir a la escuela o al río a pescar

Cuatro cangrejos para la merienda

Nadie jamás

Vio amigos más unidos que esos dos

Que a un tiempo descubrieron

El fuego del licor, el brillo del dinero

El automóvil, el cine y la mujer

Tibio era el Sol

Ancha la mar

Y el mundo aún

Por estrenar

A Juan y a José

Se les acabó pronto la niñez

Cegada con la mies, pisada por los bueyes

Y mientras José

Tomaba los caminos de la mar

El otro le despidió desde el muelle

Del que se fue

Yllegaron cartas con olor a ron

Cargadas de promesas

Que Juan leía mientras ponían la mesa

Y releía sin prisa en el café

Caña dulce, mamey colora'o

Verde la palma, blanca la garza

Con un ojo abierto, en la charca

Vigila el caimán

¿Cómo puedes conformarte, Juan?

Con un solo cielo si hay toda una América

Del otro lado del mar

José viajó

De las Antillas a la Cruz del Sur

Huaquero en fundación, buhonero en la Puna

Cafisho

En un quilombo flotante en el Paraná

Y con los años llegó a hacer fortuna

Juan se quedó

Trabajando la tierra y se casó

Con su novia de siempre

Después los años discurrieron mansamente

Frío en invierno y en verano calor

Tibio era el Sol

Los días que

Llegaban cartas de José

Juan y José

Volvieron a encontrarse en el frontón

Medio siglo después, y como si tal cosa

Juan preguntó: "¿a cuál le vas, azul o colora'o?"

Y respondió el indiano: "al que vaya a esa moza"

"Qué cosas, Juan, tanto rodar y estamos otra vez"

"En donde lo dejamos"

"Pero a ti, Pepe, que te quiten lo bailado"

"Y gracias, Pepe, por llevarme a bailar"

Caña dulce, mamey colora'o

Tú cabalgabas y yo iba a la grupa

En las largas tardes junto a la estufa

Del viejo café

Con las alas de tus cartas, José

Atravesé todos los cielos de América

Contigo

Amigo

Mi sentido homenaje con esta versión a dúo en compañía de David Collado.



"Utopía" es el vigesimosegundo LP de Joan Manuel Serrat cantado en lengua castellana, editado en 1992 por la compañía discográfica Ariola, con arreglos y dirección musical de Josep Mas "Kitflus", a excepción de Juan y José (Manuel Tejada y Óscar Gómez) y Utopía (Joan Albert Amargós).

Todas las canciones compuestas por Joan Manuel Serrat, a excepción de Maravilla, con letra de Mario Benedetti y de Serrat.

Artistas invitados: Paco de Lucía (guitarra en Utopía) y Sole Giménez (voz en Pendiente de ti).






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Desde 1981, Latinoamérica conmemora cada 25 de noviembre el día contra la violencia de género. Los movimientos feministas de la región, con una de las tasas más altas de violencia contra la mujer, acuñaron esa fecha en honor a las dominicanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, tres hermanas asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por orden del dictador Rafael Leónidas Trujillo, del que eran opositoras. Años más tarde, en 1999, la ONU se sumó a la jornada reivindicativa y declaró cada 25 de noviembre Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en honor a las hermanas Mirabal.


“Cuando asesinaron a mi madre yo tenía cuatro años. Y también me asesinaron la posibilidad de conocerla”, cuenta Minou Tavárez Mirabal, la hija de Minerva, la más activa de las tres hermanas contra el dictador Trujillo. “Me he tenido que conformar con los recuerdos de otros y tal vez alguna pequeña cosa que yo creo que recuerdo, pero que no estoy segura de que sea del todo real: mi madre poniéndose una especie de traje militar, con una boina; ella mirándose en un espejo, caminando por un pasillo; el día que a ella se la llevaron presa, que yo me aferré a su pierna y ella se molestó conmigo porque me eché a llorar... Yo creo que no quería verse débil frente a quienes se la llevaron”, rememora por teléfono desde República Dominicana Tavárez Mirabal.



El 25 de noviembre de 1960, los cuerpos de las hermanas Mirabal eran hallados, destrozados, en el interior de un jeep hundido en un barranco, en Salcedo, al noreste de República Dominicana. Horas antes, las tres mujeres, activas militantes contra el régimen de Trujillo, habían sido asesinadas por un escuadrón enviado por el dictador. Los hombres del autócrata las mataron a golpes y las metieron dentro del vehículo para simular un accidente. Pero nunca hubo duda de que se trataba de un crimen. Y el asesinato de las hermanas Mirabal, conocidas como “las mariposas”, fue uno de los detonantes de la caída de Trujillo.



"Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte", dijo en más de una ocasión, cuando ya se sabía amenazada, Minerva Mirabal, la más activa de las tres mariposas. Años más tarde, las hermanas Mirabal, nacidas en una familia acomodada de comerciantes, con carreras universitarias, casadas y con hijos, se convirtieron en un símbolo de la lucha contra la violencia de género. Una lacra global y multiforme de consecuencias devastadoras para el planeta. La trata, la violencia sexual, económica, psicológica, el acoso, la mutilación genital… son graves violaciones de los derechos humanos que afectan al 70% de las mujeres de todo el mundo.

“Una sociedad no puede llamarse democrática si tolera que a las mujeres se las está maltratando y asesinando. Y eso se produce, además, con mayor frecuencia, en los espacios donde deben estar más protegidas, sus hogares, su entorno, con las personas con las que se relacionan”, lamenta Minou Tavárez Mirabal, profesora universitaria y fundadora del partido Opción Democrática y que pese a que se siente orgullosa de que el legado de su madre y sus tías den nombre al día contra la violencia de género, lamenta que esta lacra aún sigue siendo un gravísimo problema en República Dominicana —donde se producen unos 200 asesinatos de mujeres por razón de género al año— y en toda la región, donde se registran una media de 12 al día.


Su madre, Minerva, que junto a su esposo, Manuel Tavárez —que más tarde también fue asesinado—, lideraba el Movimiento Patriótico 14 de Junio, ya había pasado por la cárcel por su oposición a Trujillo. También sus hermanas Patria y María Teresa. La más conocida era Minerva, pero las tres se habían destacado por sus actividades revolucionarias. “Fue un crimen de carácter político. Las mataron porque llevaron adelante un movimiento de resistencia político, el más importante contra la dictadura de Trujillo. Y él se sentía impotente, pensaba que no lo podía doblegar, así que las mató. El dictador ya había dicho que sus principales problemas eran la iglesia católica y la familia Mirabal”, apunta la hija de Minerva. “Trujillo trataba de no nombrar a las hermanas Mirabal; y menos a Minerva, a quien tenía un odio especial, como si no mencionarlas les fuese a quitar fuerza”, añade.



Muchos cuentan que, además, Trujillo tenía marcada a Minerva Mirabal, a quien había intentado seducir sin ningún éxito una década antes. Se habla incluso de que la mujer le rechazó con un bofetón en un baile, organizado solamente para que Trujillo pudiese bailar con ella, que le dejó en mitad de la pista del evento al que fue, directamente conminada a asistir con amenazas a la familia. “Trujillo había intentado poseerla, como todo lo que había en este país, en esta isla que creía que era de su propiedad. Y ella se permitió el atrevimiento de rechazarlo y de rechazar su acercamiento para conquistarla. Y le rechazó también de manera política. Y Trujillo lo sintió. Se cuenta que tras el bofetón, ella le dijo que no le gustaba su Gobierno”, dice Minou Tavárez, que ha crecido junto a sus primos, al cuidado de su abuela y de Dedé Mirabal, la única hermana que quedó con vida y que ya falleció.


“Me siento orgullosa como hija, como mujer, como dominicana, de que la fecha del 25 de noviembre sirva para llevar adelante una campaña que es indispensable”, apunta Minou Tavárez. Sin embargo, advierte, no es suficiente con declarar el día contra la no violencia hacia la mujer. “El tema se ha introducido en los discursos como lo políticamente correcto, pero al mismo tiempo puedes apreciar la indiferencia con la que los mismos actores que pronuncian discursos contra la violencia de género, por la igualdad y no discriminación, cada 25 de noviembre u 8 de marzo no creen en lo que están diciendo; no tienen ningún compromiso. Solo un día no sirve. Tienen que ser todos”.





Fuente: El País.

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Mi bisabuela materna, Rosaura Rodríguez, quien me enseñó el verdadero significado del matriarcadoRecuerdo el día perfectamente. Mi hermano menor, Juan Carlos, tenía once meses y fue quien menos disfrutó de su presencia en nuestras vidas. Yo, en cambio, tuve la dicha de tenerla hasta mis diez años y tengo muy buenos recuerdos de ella. Hacía unos dulces de leche en su fogón con leña que eran una exquisitez; casi siempre me guardaba la 'rapa' y era para mí el mejor de los manjares.


Sabita era una mujer de carácter fuerte, pero con un corazón inmensamente grande.

Su filantropía y ese querer ayudar a la gente de su pueblo son las cosas que más recuerdo de ella. Eso, sus ojos grandes y su pelo blanco, junto con el gran cariño que le tenía.

Recuerdo ver la casa llena de gente. Por primera y última vez estaban todos sus hijos y nietos juntos. Y el pueblo se tiró a la calle a dar el último adiós a esta mujer insigne que me dejó el legado de llevar la bondad por bandera. Llevo su recuerdo en mi corazón.

Su nombre quedó inmortalizado con una calle en el pueblo de Mao.




Rosaura Rodríguez nació en Mao, a finales del siglo diecinueve, en el seno de una familia muy humilde. Hija de Anselmo Núñez (a su vez abuelo de doña Gladys Núñez de Madera) y de doña María Olegaria Rodríguez (Niña), fue criada por Dimas Rodríguez, amigo cercano de la familia.

Desde muy joven, la Vieja Saba como le llamábamos cariñosamente, mostró inclinación hacia las personas menos favorecidas de nuestro pueblo y de parajes aledaños. También visitaba habitualmente los hospitales, asistía a mujeres de parto y ayudaba a los enfermos, aún con limitados recursos económicos... Y siempre que estuviese a su alcance, colaboraba con obras de bien en la comunidad maeña.


De izquierda a derecha: José, Ramoncito (Malicia), La Vieja Saba, Esperanza y Jaime (Chamaco). Año 1975


Sabita formó familia con Vicente Rodríguez con quien procreó a Corina (mi abuela), Polibio, Alejandro, José, Antolín (fallecido muy joven), Neguito, Casilda, Esperanza y Rosa Amelia (Teté). Este año, en mayo, murió la última de esa generación.

De su unión con José Sarit, quien curiosamente murió el mismo día, nacieron Luis, Santiago (Turco) y Josefina (Pancha).


De izquierda a derecha: Niña la de Che, Eduvijes (la bizca), Sabita, María Rodríguez (María la Coja) y Corina.


En diciembre el año 1975, el Ayuntamiento Municipal de Mao le otorgó un voto de reconocimiento por su loable labor, altruismo y filantropía y fue denominada "Mujer Más Sobresaliente del Año en el Municipio de Mao".


Tengo la inconmensurable fortuna de formar parte de una familia que me enseñó el verdadero significado del matriarcado, el legado más grande y más valioso que cualquier mujer pueda tener. Las influencias son indelebles, como si se nos incrustaran en el ADN permanentemente.

Rosaura Rodríguez murió de repente un 17 de noviembre de 1978. Lo recuerdo como hoy.


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