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Foto del escritorShayra

Ana Corina Rodríguez, mi abuela ¡mujer adelantada a su época!

Ana Corina Rodríguez nació en Mao Valverde, el 11 de junio del 1920; fue el segundo fruto de la unión de Vicente y Rosaura Rodríguez... Una mujer con la alegría por bandera.

Corina en su juventud.

Mi vieja pícara, como la llamaba y la sigo llamando, fue una mujer emprendedora que luchó siempre por mejorar su nivel de vida. Primero fue peluquera, poniendo un pequeño salón de belleza en su casa; después se dedicó a la decoración de interiores y, posteriormente, fue una de las pioneras en realizar trabajos de lavado en seco en Mao, Valverde.

Mi abuela, la que me heredó la alegría por vivir


Desde muy joven, mostró una gran inclinación por el arte, fundamentalmente la música.

Hacía veladas y presentaciones en los teatros de Mao y pueblos aledaños, Su hermana menor, Josefina, casi siempre hacía el papel de María Antonieta Pons.

Mi abuela tocaba la marimba y las maracas y fue siempre considerada una de las mejores bailarinas de Mao, cualidad que le mereció un reconocimiento especial en el programa “Punto Final” de Freddy Beras Goico. "Mi abuela salió en televisión nacional", decía yo con mucho orgullo a mis compañeras de clase.



Mi bisabuela Sabita en el acordeón y mi abuela Corina en el saxofón.


En 1954, Corina inició la famosa tradición de la "Vela de San Miguel", con sus ángeles reales y su aclamado “Palo Ensebao”. Además, en todos los carnavales presentaba su Batón Ballet, arte casi en extinción, y su “Roba la gallina”. Recuerdo aquél año en que hice de uno de sus angelitos y me encantaba el traje que me diseñó, con colores verdes y rojos.

Con sus nietas Karen, Sheila y Shayra, cuando cumplió 80 años.


Cada Navidad, con la alegría que le caracteriza, organizaba veladas, aguinaldos y serenatas de puerta en puerta... Y hasta el final de sus días en los que estuve entera, fue siempre la primera en ponerse a la cabeza de la celebración, bailando al ritmo del acordeón y moviendo los hombros de aquella manera tan característica que siempre la definió y que yo trato de imitar sin llegar ni a la mitad. Mi abuela era una mujer con mucho salero.


Mi vieja pícara era muy adelantada a su época. En 1967 emigró a los Estados Unidos en busca de un mejor porvenir. Trabajó en todo lo que pudo, mayormente en la costura y vivía por temporadas, durante varios, entre Mao y New York.


Foto del año 2004, en la enramada de su casa en la calle Independencia. Mao, Valverde


En la postrimería de su vida, de nuevo en Mao, Valverde, dedicó la mayor parte de su tiempo a colaborar, incluso con sus limitados recursos económicos, con obras de bien de la comunidad maeña, ayudando a los enfermos e indigentes y encargándose de todos los asuntos relacionados con el fallecimiento de estos, si no aparecía alguien que se hiciera cargo.

En 1997, el Síndico, el Gobernador y varios miembros del Ayuntamiento Municipal, conjuntamente con el Arzobispado, le otorgaron un reconocimiento público por toda su labor humanitaria.

Desgraciadamente, en el año 2008, un desafortunado accidente cerebro-vascular la dejó postrada en una cama, necesitada de cuidados constantes. Corina fue trasladada entonces a New York, para que estuviera al cuidado de sus hijas, pero la mañana del viernes, 20 de enero de 2012, a consecuencia de una neumonía, murió dejándome un dolor casi tangible y una profunda pena.


Su partida deja un vacío enorme en todas aquellas personas que la conocieron y se vieron tocadas por su particular encanto. Sólo nos queda el consuelo de saber que aquella magia que sembró en nuestras almas nos llena de recuerdos y sonrisas que nos acompañarán toda nuestra vida.


Foto del año 2006. Bronx, N.Y


Puedo decir, a ciencia cierta, que yo era su artista favorita; se llenaba de orgullo cuando yo solía cantar en nuestro pueblo y lo anunciaba de casa en casa, casi con el mismo fervor con que lo hacía Nelson en su guagua anunciadora. Teníamos en diálogo de las miradas y una complicidad absoluta.

¿Qué más puedo decir?

... Que su recuerdo me acompaña infinitas veces, por no decir siempre, que siempre echo mano al sonido de su risa y de sus ocurrencias para alegrar mis momentos de tristeza, que aún después de haber partido de este mundo sigue enseñándome cosas y que es mi mayor referente de la alegría y uno de los seres que más admiro y quiero en la vida.

¡Va por ella, por mi eterna vieja pícara!


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2 תגובות


Shayra
Shayra
11 ביוני 2020

Gracias, mi querida Úrsula.

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utvipper21
11 ביוני 2020

Mucha felidades para tu querida abuela donde quiera que se encuentre, se que Dios la tiene en un buen lugar alegrando con su presencia. ❤💋

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