No te atrevas a irte dejando tantos sueños inconclusos. No te atrevas a dejarnos con la pena sin tu risa.
No te atrevas a perder esta batalla, que tu vida está llena de otras mucho más fuertes y peligrosas y lograste salir sin un rasguño.
No te atrevas a levantar un vuelo sin la compañía de tantos como yo que necesitamos de tus alas.
No te atrevas a apagar tu sonrisa contagiosa y necesaria en tantas reuniones donde la seriedad se perdía con tus inteligentes ocurrencias.
No te atrevas porque, aunque insistas, somos muchos los que detendremos tu partida.
No te atrevas hermano y maestro del alma.
¡No relajes con eso de dejarnos sin ti!
¡No te atrevas, coñazo!
Jueves, 16 de julio, 2020
Tristísimo, Teresa. Un año terrible. “Ay de estos días terribles!”.
Se me erizó la piel leyendo esto. Como decimos los dominicanos: me engranojé. Que pena que estemos perdiendo a tantos seres queridos por este maldito virus.