Poco antes de cumplir 79 años, con medio siglo de carrera y decenas de reconocimientos como el Grammy Latino de Honor o la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, Serrat ha cerrado su gira de despedida en su tierra, Barcelona, el pasado 23 de diciembre.
El enlace que les comparto es de su último concierto en Madrid, el miércoles 14 de diciembre, 2022.
La gran exaltación que viví en el concierto de Serrat en Madrid me dejó una resaca emocional y el estado de conmoción era tal que cada vez que veía una foto, un video o pensaba en lo vivido, me abría las compuertas del llanto. Gracias, Serrat, una vez más y siempre por empapar mi alma de tantas pequeñas grandes cosas.
Repito lo del 15 de diciembre:
Siempre he sido agradecida con la vida por lo afortunada que soy y por los grandes regalos que me da. Y no es que me ufane de ello, pero sí soy consciente lo gran privilegiada que soy.
Esta vez el regalo vino de manos de Manuel, con una entrada en primera fila para ver a mi amado Joan Manuel Serrat en el Wizink Center de Madrid.
Cuando salieron a la venta las entradas, no tenía pensado venir a la capital española, porque mi presupuesto no daba para tanto y ya me había organizado para ir al último concierto en Barcelona. Incluso, ya tenía mi billete de avión, que resultó ser más barato que la misma entrada.
Un día, hablando con Manuel de nuestros planes de conciertos me dice “Maeña, tengo una entrada en la fila 28 para ti para del concierto de Serrat en Madrid. Sólo tienes que llegar”.
Ni corta ni perezosa llamé a la aerolínea y cambié mi vuelo sin costo adicional (otra ventaja de viajar con millas) para llegar el 14, día del último concierto en los madriles.
Pero la cosa no acaba ahí. Cuando vi a Manuel y a Natalia en septiembre en el encuentro de la Tropa me dice el extremeño:
—“¡Ay, maeña; lo que te espera en el concierto de diciembre va a ser tremendo!”.
Y, como dicen los cubanos, dígole yo:
— Sí, seguramente tendrá muchos invitados allí y quizás cante alguno con él.
— “No, no es por eso”, maeña querida. Es que te voy a ceder mi entrada de primera fila”, apostilló.
Casi me da una sirimba. No voy a decir que no me lo merezco, porque me merezco todo lo bueno que me pase… Pero caray, nuevamente la suerte de caer en gracia y de ser muy querida por la gente de mi mundo se manifiesta con gestos de afecto y de generosidad como éste.
Gracias a este detallazo pude verle hasta las pestañas a Serrat y que él, al mirar esta larga vestida de rojo, me sonriera par de veces. El concierto fue grandiosamente emotivo.
Las palabras no alcanzan para expresar mi infinita gratitud. exaltación que viví en el concierto de Serrat en Madrid me dejó una resaca emocional y el estado de conmoción era tal que cada vez que veía una foto, un video o pensaba en lo vivido, me abría las compuertas del llanto. Gracias, Serrat, una vez más y siempre por empapar mi alma de tantas pequeñas grandes cosas.
Repito lo del 15 de diciembre:
Siempre he sido agradecida con la vida por lo afortunada que soy y por los grandes regalos que me da. Y no es que me ufane de ello, pero sí soy consciente lo gran privilegiada que soy.
Esta vez el regalo vino de manos de Manuel, con una entrada en primera fila para ver a mi amado Joan Manuel Serrat en el Wizink Center de Madrid.
Cuando salieron a la venta las entradas, no tenía pensado venir a la capital española, porque mi presupuesto no daba para tanto y ya me había organizado para ir al último concierto en Barcelona. Incluso, ya tenía mi billete de avión, que resultó ser más barato que la misma entrada.
Un día, hablando con Manuel de nuestros planes de conciertos me dice “Maeña, tengo una entrada en la fila 28 para ti para del concierto de Serrat en Madrid. Sólo tienes que llegar”.
Ni corta ni perezosa llamé a la aerolínea y cambié mi vuelo sin costo adicional (otra ventaja de viajar con millas) para llegar el 14, día del último concierto en los madriles.
Pero la cosa no acaba ahí. Cuando vi a Manuel y a Natalia en septiembre en el encuentro de la Tropa me dice el extremeño:
—“¡Ay, maeña; lo que te espera en el concierto de diciembre va a ser tremendo!”.
Y, como dicen los cubanos, dígole yo:
— Sí, seguramente tendrá muchos invitados allí y quizás cante alguno con él.
— “No, no es por eso”, maeña querida. Es que te voy a ceder mi entrada de primera fila”, apostilló.
Casi me da una sirimba. No voy a decir que no me lo merezco, porque me merezco todo lo bueno que me pase… Pero caray, nuevamente la suerte de caer en gracia y de ser muy querida por la gente de mi mundo se manifiesta con gestos de afecto y de generosidad como éste.
Gracias a este detallazo pude verle hasta las pestañas a Serrat y que él, al mirar esta larga vestida de rojo, me sonriera par de veces. El concierto fue grandiosamente emotivo.
Las palabras no alcanzan para expresar mi infinita gratitud.
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