"¡Venga al sabor, venga al mundo Marlboro!"
Estoy escuchando "La Radio con botas", un programa en el que Serrat funge como locutor hace ya unas semanas. En uno de ellos, presentó la película "Los siete magníficos", del año 1960 y con la banda sonora de Elmer Bernstein, considerada un clásico del género western y nominada al Óscar a la mejor banda sonora. Contaba con un reparto estelar: Yul Brynner, Steve McQueen, Charles Bronson, James Coburn, Horst Buchholz, Robert Vaughn, Eli Wallach y Brad Dexter y fue dirigida por John Sturges.
Pero no quiero seguir hablando de cine y desviarme del hilo conductor. Esto me retrotrajo a aquellos años en los que los anuncios de televisión eran verdaderas obras maestras, como ese video de arriba, con guion, actores de verdad y semanas de rodaje.
Anuncios que llamo arte puro.
Este enlace es el que de verdad me llevó a mi pueblo y a esos años maravillosos de "cuando éramos felices e indocumentados". Es impresionante cómo una canción, un olor, un sabor o una imagen pueden hacerte vivir tantos recuerdos. ¡Qué maravillosa es la nostalgia!
La interpretación es de Henry Mancini y su orquesta y los derechos fueron adquiridos por la compañía tabacalera para su publicidad.
Marlboro compró todos los derechos de la música para sus anuncios y no se podían comprar los discos hasta que venciera el contrato.
El anuncio fue concebido por Leo Burnett, utilizando la banda sonora de Elmer Bernstein a partir de 1963.
El hombre robusto que aparecía en los anuncios durante la década de 1970 era el actor Eric Lawson. Murió a sus 72 años a raíz de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Fuentes: YouTube, Marlborough Country, El Periódico..com
Pues no, ni cuenta me doy muchas veces. Lo que sí te digo es que soy ferviente partícipe de conjugar el verbo agradar; me resulta altamente gratificante y muchas veces lo hago por puro egoísmo. Gracias por siempre tomarte el tiempo para comentar mi blog. Lo valoro como no te imaginas. Te quiero mucho, chilena.
Un lujo el aporte musical. Maravillosas imágenes (pinturas) de caballos que siempre son un deleite para mí. Y para rematar el descubrimiento del verbo fungir.
Es que tú, realmente, te dedicas a hacernos la vida mejor, por lo menos, conmigo lo logras... y, parece, que no te das ni cuenta.
Gracias, otra vez.