El campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau fue liberado por las tropas soviéticas justo el 27 de enero de 1945. A propósito de la fecha, recomiendo este excelente filme. No tiene desperdicios.
Parte Munich, parte Memento, el drama Remember destaca la impactante actuación de Christopher Plummer como Zev Gutman, un hombre con una tarea mortal: encontrar y matar al criminal de guerra nazi que asesinó a su familia en Auschwitz.
Como si su edad avanzada no fuera lo suficientemente retadora, Zev padece de demencia. Todos los días se despierta y pregunta por su esposa fallecida, perplejo porque se encuentra en una extraña "habitación de hotel". Se acuerda de su triste tarea solo después de consultar una carta estrujada escrita a mano al lado de su cama.
La carta fue escrita por Max Rosenbaum, un coresidente del hogar para jubilados y cazador de nazis por mucho tiempo que se encargaría de hacer el trabajo él mismo si no estuviera atado a un tanque de oxígeno y confinado a una silla de ruedas. Así como está, Max —interpretado con una urgencia ruidosa por Martin Landau— consulta diariamente por teléfono con Zev, que está viajando por todo el país en autobús, con una pistola Glock guardada en su equipo de afeitar, para investigar a posibles perpetradores.
Zev y Max saben que el hombre que buscan se llama Rudy Kurlander, pero existen cuatro personas con ese nombre, todos de la edad correcta, y todos inmigrantes alemanes con biografías misteriosas.
El director Atom Egoyan (dos veces nominado al premio Óscar por la película de 1997 The Sweet Hereafter) y el guionista primerizo Benjamin August no pierden tiempo en poner a Zev en camino. Nuestro ángel vengador es un hombre de pocas palabras, pero Plummer —que nos muestra una vez más por qué es uno de los grandes del cine— recita monólogos enteros con su rostro estoico, que vemos en primer plano extremo por mucho de Remember. A veces muestra una mirada penetrante, lleno de resolución; acto seguido, rompe a llorar por empatía. Ocasionalmente notamos la nube de confusión que cruza su rostro, seguida por su regreso resuelto a la realidad, como por pura fuerza de voluntad. Es una actuación poderosa, quizás la más sólida de esta etapa floreciente a finales de su carrera en la que Plummer, de 86 años, ha sido nominado a dos premios Óscar —ganándose uno— en los últimos seis años.
Varias fuentes.
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