Una vez me tropecé con un libro de cómo simplificar la Navidad y, aunque no estoy de acuerdo con todo lo que dice, hay muchas cosas en él que sí coinciden con lo que he pensado y sentido en los últimos años. Por ejemplo: el pensar y hacer un listado de las cosas que te hacen recordar tu mejor Navidad y el porqué de la misma; recordar olores, sabores, sonidos, colores.
Recuerdo exactamente cuál fue mi mejor Navidad en mis años de adolescencia y el porqué: Era el año 1983 y mi papá había llegado desde los Estados Unidos a celebrarla con nosotros; estábamos todos juntos en armonía y nunca fui más feliz. "Ábreme la puerta, pero ábremela pronto, ábreme la puerta porque si no te la rompo..."; sonaba en la radio El Conjunto Quisqueya y muchos otros villancicos y merengues navideños de Johhny Ventura y Félix Del Rosario que escucho ahora sólo en YouTube o en redes sociales porque la radio ya no es igual que antes.
También recuerdo el olor de las uvas y manzanas, propias de esta época del año (por lo menos para nosotros los dominicanos); la inocente espera de los Tres Reyes Magos; el buscar la hierba y ponerla debajo de la cama; la cena de Nochebuena; el ir donde Güela a felicitarla por el Nuevo Año. Son muchas cosas que me retrotraen a esos tiempos, infinidad de recuerdos.
Entonces, olvidando el estrés que causa a mucha gente esta época del año, hagamos un hueco, reflexionemos y enfoquémonos en el verdadero sentido de las fiestas: optemos por valorar lo que es en realidad la Navidad, sin olvidar a Santa Claus, los Reyes Magos y a "los locos bajitos".
Felices Fiestas para todos y cada uno de ustedes.
¡A celebrar la vida con abrazos de luz!
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