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Mi bisabuela materna, Rosaura Rodríguez, quien me enseñó el verdadero significado del matriarcado

Mi bisabuela materna, Rosaura Rodríguez, quien me enseñó el verdadero significado del matriarcadoRecuerdo el día perfectamente. Mi hermano menor, Juan Carlos, tenía once meses y fue quien menos disfrutó de su presencia en nuestras vidas. Yo, en cambio, tuve la dicha de tenerla hasta mis diez años y tengo muy buenos recuerdos de ella. Hacía unos dulces de leche en su fogón con leña que eran una exquisitez; casi siempre me guardaba la 'rapa' y era para mí el mejor de los manjares.


Sabita era una mujer de carácter fuerte, pero con un corazón inmensamente grande.

Su filantropía y ese querer ayudar a la gente de su pueblo son las cosas que más recuerdo de ella. Eso, sus ojos grandes y su pelo blanco, junto con el gran cariño que le tenía.

Recuerdo ver la casa llena de gente. Por primera y última vez estaban todos sus hijos y nietos juntos. Y el pueblo se tiró a la calle a dar el último adiós a esta mujer insigne que me dejó el legado de llevar la bondad por bandera. Llevo su recuerdo en mi corazón.

Su nombre quedó inmortalizado con una calle en el pueblo de Mao.




Rosaura Rodríguez nació en Mao, a finales del siglo diecinueve, en el seno de una familia muy humilde. Hija de Anselmo Núñez (a su vez abuelo de doña Gladys Núñez de Madera) y de doña María Olegaria Rodríguez (Niña), fue criada por Dimas Rodríguez, amigo cercano de la familia.

Desde muy joven, la Vieja Saba como le llamábamos cariñosamente, mostró inclinación hacia las personas menos favorecidas de nuestro pueblo y de parajes aledaños. También visitaba habitualmente los hospitales, asistía a mujeres de parto y ayudaba a los enfermos, aún con limitados recursos económicos... Y siempre que estuviese a su alcance, colaboraba con obras de bien en la comunidad maeña.


De izquierda a derecha: José, Ramoncito (Malicia), La Vieja Saba, Esperanza y Jaime (Chamaco). Año 1975


Sabita formó familia con Vicente Rodríguez con quien procreó a Corina (mi abuela), Polibio, Alejandro, José, Antolín (fallecido muy joven), Neguito, Casilda, Esperanza y Rosa Amelia (Teté). Este año, en mayo, murió la última de esa generación.

De su unión con José Sarit, quien curiosamente murió el mismo día, nacieron Luis, Santiago (Turco) y Josefina (Pancha).


De izquierda a derecha: Niña la de Che, Eduvijes (la bizca), Sabita, María Rodríguez (María la Coja) y Corina.


En diciembre el año 1975, el Ayuntamiento Municipal de Mao le otorgó un voto de reconocimiento por su loable labor, altruismo y filantropía y fue denominada "Mujer Más Sobresaliente del Año en el Municipio de Mao".


Tengo la inconmensurable fortuna de formar parte de una familia que me enseñó el verdadero significado del matriarcado, el legado más grande y más valioso que cualquier mujer pueda tener. Las influencias son indelebles, como si se nos incrustaran en el ADN permanentemente.

Rosaura Rodríguez murió de repente un 17 de noviembre de 1978. Lo recuerdo como hoy.


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