Cuando ignoramos el mensaje o la llamada de alguien una, dos o tres veces y optamos por no contestar (porque se nos olvida o porque sencillamente no queremos), no sabemos cuánto daño estamos haciendo a la otra persona o cuánto puede afectarle que le ignoremos. Puede que esta persona tenga un bajón emocional, que esté deprimido/a o que tenga la moral por el suelo y una respuesta puede ser un haz de luz para ellos.
No contestar también es una respuesta. Algunos que han recurrido a mí para desahogarse, lo toman como desdén e incluso se sienten menospreciados.
Estos tiempos son difíciles para todos, mucho más para la gente que tiende a deprimirse o a no llevarse bien con la soledad. La penumbrosa carencia de compañía no ayuda. Y a pesar de que muchos somos capaces de lidiar con
una soledad que no es por imposición porque tenemos un mundo interior muy rico, otros no tanto y se les hace muy cuesta arriba.
Repito, son tiempos duros. Donemos un segundo de nuestro tiempo para agradar a otro con una simple respuesta; las donaciones no sólo involucran dinero.
El tiempo es lo más valioso que tenemos y no llegamos a imaginar siquiera qué tan lejos ni tan profundo alcanza un minuto.
¡Abrazos cercanos de luz!
Comments