Las primeras celebraciones del Día de la Madre se remontan a la antigua Grecia, donde se le rendían honores a Rea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades. Posteriormente los romanos llamaron a esta celebración Hilaria cuando la adquirieron de los griegos. Se celebraba el 15 de marzo en el templo de Cibeles y durante tres días se realizaban ofrendas. Con la llegada del cristianismo se transformaron estas celebraciones para honrar a la Virgen María, la madre de Jesús. En el santoral católico el 8 de diciembre se celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción, fecha que los católicos adoptaron para la celebración del Día de la Madre.
En Inglaterra hacia el siglo XVII, tenía lugar un acontecimiento similar, también relacionado con la Virgen, que se denominaba domingo de las Madres. Los niños concurrían a misa y regresaban a sus hogares con regalos para sus progenitoras. Además, como muchas personas trabajaban para gente acaudalada y no tenían la oportunidad de estar en sus hogares, ese domingo se le daba el día libre para visitar a sus familias.
Sin embargo el origen contemporáneo de esta celebración se remonta a 1865, cuando la poeta y activista Julia Ward Howe, organizó manifestaciones pacíficas y celebraciones religiosas en Boston, en donde participaron madres de familia que fueron víctimas de la Guerra de Secesión. Ella propuso establecer un día especial como una forma de reconciliar a las partes en conflicto. Por esa misma época, Ann Jarvis, activista de Virginia, viendo el éxito de las convocatorias de Howe, organiza también reuniones, en donde las madres se reunían para intercambiar opiniones sobre distintos temas de actualidad.
Las reuniones por el Día de la Madre continuaron de manera regular durante los siguientes años. Howe continuó trabajando por otras vías por los derechos de las mujeres y por la paz. El 12 de mayo de 1905 Ann Jarvis fallece. Su hija, Anna Jarvis, para conmemorar su fallecimiento cada año organizaba un Día de la Madre cada segundo domingo de mayo.
En 1907 Jarvis comenzó una activa campaña para que la fecha tenga reconocimiento oficial que fue extendiéndose a todo el territorio de los Estados Unidos tomando como base la demanda de Howe. Jarvis empezó a escribir a personalidades influyentes de la época para que apoyaran su petición.
Finalmente el reconocimiento oficial llegó en 1914, con la firma del presidente Woodrow Wilson reconociendo oficialmente el Día de la Madre.
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