No es soberbia cuidarse un poco, trazar una línea entre las necesidades propias y las expectativas de los demás. Tampoco lo es amarnos más que a nada; de hecho es lo más sano que nos puede suceder.
No es soberbia negarse a escuchar monólogos interminables en los que pareciera que hubiéramos reencarnado en tímpano; también, somos voz... Voz que canta, ríe, llora y se hace valer.
No es soberbia cansarse de ciertas cosas, de ciertas actitudes, de ciertas demandas ajenas. Tampoco lo es no dejarse manipular, ni resguardar lo que nos hace bien como si fuera un tesoro invaluable, porque lo es. Resguardar lo que hace bien, es el mayor tesoro de todos.
Tratar de complacer a todos, es no amarse a uno mismo. Sostener situaciones que tiran para abajo es una falta de respeto para con nuestra alma.
No tengo ganas.
No quiero.
No puedo.
No me interesa.
No tengo tiempo.
En otro momento, tal vez.
Si no nos cuidamos nosotros, nadie lo hará por ti. O sí. Hay gente que nos cuida hermosamente, pero no es su responsabilidad, ni nos exime de nuestros cuidados.
Tenemos que levantarnos a abrir o cerrar nuestra propia puerta.
Mejor separarse un poco, cada vez que sea necesario. O simplemente cada vez que tengamos ganas de estar con quien queramos o en soledad.
Que cada cual lo maneje como pueda.
Fuente: CinWololo
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