Empecé a escribir estas palabras cruzando el Atlántico, en el vuelo número 94 de American Airlines que me traía a la península ibérica. Me situaba entonces, mientras cerraba los ojos, en esta playa donde Serrat, hace 50 años, escribió las canciones de este disco tan emblemático que es Mediterráneo.
Las lágrimas de ilusión y de emoción me hicieron abrir los ojos porque advertí, nuevamente, lo afortunada que soy y lo infinitamente agradecida que estoy con la vida, pues ésta es cómplice de ayudarme a llevar a cabo mis sueños… Éste, el de pisar las arenas de Calella de Palafrugell, es uno que llevo atesorando desde hace mucho tiempo.
Ya una vez estuve, por llamarlo de algún modo, en el tema que abre el disco Mediterráneo. Primero me trasladé a Estambul y tres años después a Algeciras. Y fue como visitar paso a paso la canción y regalarle destellos de alegrías a mi alma, mismos que iban saltando, dejando un haz de luz en cada nota.
“De vez en cuando la vida nos hace vivir esas pequeñas cosas que nos dejan un todo mundo de rosas… Y hoy, la vida se ha soltado el pelo y me ha invitado, nuevamente, a salir con ella a escena”. Gracias a mis amigos catalanes, Alberto y Joaquín, por ser cómplices y traerme a la Costa Brava y ayudarme a hacer realidad este maravilloso sueño. ¡Qué regalo más grande me han dado! ¡Cuan feliz he sido!
Antes de dar paso al texto que he transcrito del libro "Palabras hechas canciones" de aquella edición especial de El País, quiero repetir lo que llevo diciendo desde que la pandemia nos fue cambiando la vida a todos y cada uno de nosotros, por razones comunes y diversas: Serrat tuvo una especie de premonición al celebrar los 50 años del disco con la gira Mediterráneo Da Capo en el año 2018 y se adelantó a dicha celebración. Y bien lo dijo: "¿Para qué esperar?". E hizo bien. No hubiese podido hacerlo en estos tiempos sin límite de aforo y del modo que correspondía. Gracias por tanta claridad, Nano.
Joan Manuel Serrat escribe sobre Mediterráneo
Se hace difícil ser objetivo cuando uno tiene que hablar de algo de lo que es arte y parte, pero, con franqueza y musicalmente hablando, pocos momentos en mi vida fueron tan afortunados como aquellos en los que la inspiración y el trabajo me llevaron a ponerle un pañuelo blanco sobre la silla azul de aquel mar que de niño me contaba hermosas historias sobre sus rodillas y de mayor me prestó su nombre para una canción y para un disco.
A estas alturas del partido, después del largo camino compartido, creo que se merecen ustedes, como leales cómplices que son y han sido, que les cuente algunas intimidades de este trabajo.
¿Sabía usted qué la canción Mediterráneo tuvo un primer título que era ‘Amo al mar’ y un segundo título provisional que fue ‘Hijo del Mediterráneo’?
Claro que no lo sabía. ¿Cómo lo iba usted a saber si yo me acabo de enterar ahora mismo, revisando unos papeles del verano de 1971?
Y, por la misma razón, tampoco debía saber que “Pueblo blanco” empezó siendo un intento de retrato de una muchacha a la que llamaban ‘María la Negra’ porque era hija de un tal ‘Pedro el Negro’.
Ya ven, del negro al blanco. En fin, que uno tal vez sepa donde empieza pero nunca sabe dónde termina.
Mediterráneo es puñado de canciones que se escribieron entre agosto y noviembre de 1971, en Calella de Palafrugell (Girona), Fuenterrabia (Guipúzcoa) y Cala d’Or (Mallorca). Siempre junto al mar.
En que tiempo estuviste en Calella de Palafrugell, Shayra? Te lo pregunto porque tenía familiares que eran de allí, y precisamente en Calella es tierra de canciones marineras, y se celebran en el mes de julio. Canciones populares de ritmo pausado, marcado por varios instrumentos de percusión. Son de estilo criollo antillano y llegaron a Cataluña de la mano de navegantes e indianos que regresaban de hacer fortuna al otro lado del Atlántico. https://www.youtube.com/watch?v=d6CK-yPrJ_I