Si bien mi vida es bastante parecida a lo que quiero y me he propuesto, también he tenido momentos difíciles y experiencias no tan dulces en el camino. Pero estas cosas, en vez de dejarme el alma amargada permanentemente, me han servido de puente para adquirir cierta sabiduría. Y así discierno y sopeso.
Mi alma sigue siendo feliz, aún con los estragos de etapas no tan dulces de este intervalo de tiempo entre nacer y morir.
Y así voy por los senderos y sus bifurcaciones, siempre tomando el lado de la felicidad.

Abrazos cercanos de luz de la filósofa maeña.
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