Tengo la muerte muy presente porque desde hace tiempo que he aprendido a aceptar que es parte de la vida. No es fácil, pero al final no nos queda más remedio.
Y no es que la esté llamando a mi lado, pues, sin modestia alguna me declaro como uno de esos seres que sabe, o cree que sabe vivir adrede, como dijo mi viejito lindo en ese maravilloso libro.
Y digo que vivo adrede porque me asgo con vehemencia a las cosas que me hacen feliz o la idea que yo tengo de la felicidad. Al fin y al cabo, lo que cuenta en la vida, además de no hacer daño a los demás y de ayudarlos en la medida de lo posible (sin joderte tú, claro), es ser felices en este intervalo de tiempo que tenemos entre el nacer y el morir... Y yo creo fervientemente en ello. Tanto, que la felicidad es mi estado natural. No me hago mucho a las tristezas, aunque las viva con la misma intensidad, cuando toca, para sacármelas del cuerpo y llorarlas como un río, navegarlas y salir de allí cuanto antes.
Con este preámbulo filosófico también digo que, si me llegara a asaltar la muerte (que espero que no porque todavía me falta mucho por hacer, por ver, por sentir), estoy lista... Y no lista para decir adiós, porque amo la vida, pero sí organizada en todo lo que corresponde hacer para los trámites esos tan poco deseados.
Algunos me han dicho que soy organizada hasta para morirme. Y es verdad. No quiero dejar problemas a mis hijas; no quiero que haya procesos legales con lo poquísimo que les pueda legar el día que me toque partir de este mundo. Y tampoco quiero que tengan que estar resolviendo problemas que pude haber resuelto yo mientras tenía uso de mis funciones. Tengo todo en orden: papeles, testamento, formulario de poder para tomar decisiones médicas en caso de que no pueda yo... En fin, que tengo asumido que una se puede ir en cualquier momento porque nadie ha salido con vida de la vida, valga la redundancia, y el único requisito para morir es estar vivo.
La muerte es el signo de la finitud. La finitud es aquello que tiene fin o término, algo con carácter de limitado.
La vida es hoy... "Mañana es sólo un adverbio de tiempo".
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