Siempre he sido una mujer de muchos amigos, mismos que he mantenido a lo largo de los años, no porque los necesite o porque puedan hacerme uno que otro favor, sino porque sencillamente es lo que me pide el cuerpo: unirme a ellos en amistad.
Esta constancia con la que voy por la vida (en lazos familiares, laborales y afectivos) hace que cuente con una red de gente que me hace la vida más fácil y me permite conseguir cosas (muchas veces nada tienen que ver con lo material) que jamás lograría por mí misma, facilitando así, algunas veces, las vidas de otros. Es que estos amigos incluso me sirven de aliada para regalar momentos de felicidad.
Arrimarme a la sombra que da el árbol de la amistad me ha regalado un sinnúmero de emociones... Y compartirlas y salpicar a otros con ellas lo hace aún mucho más gratificante.
¡La vida es maravillosa siempre que se sepa llevar por el camino de la luz!
... Y aún en tiempos de pandemia también. ❣️
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