A veces siento que esta desasosegante situación es un mal sueño, como la película «Abre los ojos» y que despertaré y todo habrá pasado.
Pero no. La escasa lucidez de la consciencia, ese paréntesis entre la vigilia y el sueño me devuelve a esta triste/oscura y desesperante realidad. Y despierto con el corazón sobresaltado.
Me creía más valiente de lo que ahora me veo. Y sí, estoy asustada, porque a todos y a cada uno de nosotros se nos va a morir alguien. O muchos. ¡Cuánto daría porque fuese diferente!
Si tan sólo hubiese alguien a quien pedirle que pare todo esto.
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