Es probable que sus seguidores incondicionales echen en falta algunos títulos, pero están aquellos que Joan Manuel Serrat ha elegido porque son letras y música que con sus notas han marcado el pentagrama de su vida íntima y profesional. Leerlo es casi como escucharlo. Habla como como canta: poéticamente.
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Muy pocas semanas faltan para que arranque el adiós de Joan Manuel Serrat de los escenarios, que no de la música, con la gira El vicio de cantar. El cantautor, artista y referencia intergeneracional del Poble Sec (1943), cuenta esa toma de decisión. “Echaré de menos el escenario, está claro, como lo he echado de menos en estos dos años de pandemia. Cuando esta comenzó, no sabíamos ni nos imaginábamos lo que iba a durar. Ahora sí lo sabemos, aunque no sabemos lo que va a durar después. En aquel momento pensamos que se acabaría pronto. A medida que pasaron los días, veías que tus compañeros no podían ir a trabajar, se cerraron los teatros, y cómo los colegas abandonaban la ilusión porque el cansancio iba aumentando”, describe.
“Yo estaba en casa con mi mujer, veía lo que pasaba alrededor y veía cómo el adiós a los escenarios se me iba -prosigue-. Y cuando vi que aquello duraba mucho, mucho, me dije que cuando hubiese una brecha, montaría unos conciertos y así podría comprobar en mí mismo cómo me siento, y también no despedirme a la francesa. Es decir, sé lo que voy a hacer desde ahora hasta que acabe esta gira y luego, como decía mi madre ‘de aquí allá, pajaricos habrá’”.
Una manera de echar una mirada a tan dilatada e intensa carrera musical podía ser una selección de su cancionero más personal. No necesariamente el más conocido y/o previsible. Y Serrat ha cumplido, y su listado es intransferible, donde no aparecen Paraules d’amor, Lucía, Hoy puede ser un gran día, Cantares... “Es una selección equilibrada entre mi producción en catalán y castellano. No hay predominio idiomático ni cultural de una u otra porque me crié en una casa donde se hablaban las dos lenguas con absoluta normalidad. También he elegido canciones solo con letras mías. Y eliges una canción, más allá de su aceptación, por lo importante que ha sido en tu vida, cómo te remueve lo más profundo de los sentimientos”.
El encuentro tiene lugar en el Palau de la Música Catalana, un espacio que “ha sido muy importante en mi vida. Empecé a cantar en Radio Barcelona; Salvador Escamilla me pagaba por cantar allí, eso me permitió avanzar, hice mis bolos durante un par de años, hasta que en 1967 di ese recital en el Palau de la Música, con 23 años. Fue extraordinario, yo solo con mi guitarra, y el público absolutamente fiel y deseando que todo me fuera bien”. Deseo cumplido.
'Cançó de matinada' Ens ho ha de dir la veu tremolosa...
“Para mí fue, y sigue siendo, una canción muy innovadora, en su forma, en su construcción, en este descubrir y buscar el desarrollo de un amanecer. A mi modo de ver esta canción lo que tiene en contra es lo mismo que tiene a favor: la ruralidad, ese elemento que tiende a desaparecer, es decir, el pastor, la gente en carros, las viejas que van a la iglesia… unas viejas que probablemente ahora buscarían un pasaje para ir a la República Dominicana. Describe un paisaje muy cotidiano en los años sesenta”.
Siendo usted un urbanita…
Sí, pero también que estudió para perito agrícola y con una relación con el campo que siempre ha sido muy grande… aunque he sido incapaz de irme a trabajar al campo.
'Pare' Pare, digueu-me què...
“Está escrita hace cincuenta años y ésta, al contrario que la anterior, mantiene una actualidad tremenda. Lo que cuenta es una queja acerca de lo que son los grandes problemas que tiene pendientes la sociedad y que no son capaces de resolver los administradores, ya sea porque no tienen el valor suficiente o porque tienen demasiados compromisos a corto plazo. Problemas como el cambio climático, que por cierto es la enfermedad y no el origen; este es el maltrato a la Tierra y eso es lo que provoca el cambio climático. Otro gran problema que tenemos es la terrible insolidaridad que como especie manifestamos. Todo el mundo está de acuerdo en que la pandemia que estamos arrastrando es terrible y hay que solventarla. Todo el mundo podría llegar a pensar que hasta que no se solucione el último caso esto no hay quien lo pare, pero sin embargo las farmacéuticas siguen sin liberar las patentes. O la deforestación”.
¿Usted predica con el ejemplo?
Hombre, yo trato siempre de contar lo que veo.
'Seria fantàstic' Seria fantàstic que anés equivocat...
“Es un tema del que estoy muy contento, y aparte de gustarme, me divierte mucho. Uno piensa que la vida podría ser fantástica si las cosas fuesen sencillas, normales, es decir, establecidas de acuerdo a un derecho a la normalidad individual; si fuésemos capaces de aprender de los demás, si la fuerza no estuviera por encima de la razón, si el pensamiento estuviera por encima del mandato.”
¿Qué es la normalidad?
Quizás caemos en un oxímoron, pero yo tomaría una frase de Benito Juárez que dice: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Yo creo en lo plural porque la pluralidad nos da riqueza, y el hombre crece en la medida en que es capaz de respetar y defender el derecho de pensamiento que tiene cualquier otro ser humano.
'Ja tens l’amor' Ja tens l’amor... Ja acaricies la glòria...
“Sin duda, una de las mejores canciones de amor que he hecho. Es lo que uno, más viejo, le dice a otro más joven, respecto al sentimiento maravilloso que es el amor y se plasma lo que parece percibir el viejo. Lo mejor es que la canción es corta. El amor es tan maravilloso, complicado, difícil. Cuando la gente dice que sin amor no se puede vivir, yo creo que sí se puede vivir…mal. Afortunadamente no es, como tantas otras cosas de la vida, algo que puede ser exclusivo de una gente, de un tipo, de una raza, de un nivel social. Y a fin de cuentas, cuando repasas tus agendas de vida lo que se conserva allí en mejor estado es lo que el amor tocó, nos regaló.”
'Cremant núvols' Cremant núvols passa el sol Vertical i el món s’atura...
“Es muy bonita, muy bella. El esqueleto de la canción lo hice en muy poco tiempo, luego el ensamblaje fue más laborioso. Aquí hay una búsqueda de palabras que se ajusten más a lo quería decir, algo habitual en mi manera de escribir más actual. Siempre he creído que uno ha de ser exigente con lo que hace, porque serlo con lo que hacen los demás es facilísimo”.
'Mediterráneo'... Quizá porque mi niñez sigue jugando en tu playa...
“Por pura y absoluta gratitud, por ser mi compañera de viaje, por ser capaz de meterse en tantos corazones, vidas, de tanta gente en sitios tan distintos. Y también por ser ella misma un himno que ha servido para unir lo que nosotros hemos desunido, maltratado o destruido. El Mediterráneo es una unidad, aunque cada vez quizás está más desgajada, y eso es algo bastante razonable porque todos venimos del mismo sitio. Es una canción que se me fue haciendo cada vez más lúdica a medida que se fue haciendo más común, más de todos, y en un momento determinado tuve la necesidad de escribir Plany al mar para contrastarme a mí mismo con la realidad: está muy bien el atardecer, el amor, las cañas, pero también tenemos un deber absoluto para con él, tratemos de proteger ese entorno.”
'Pueblo blanco'. Colgado de un barranco duerme mi pueblo blanco...
“Le pasa como a Cançó de matinada, que está muy emparentada con la ruralidad. Y esta canción tiene otra cosa maravillosa y es que según quién la escucha, según el territorio en que viva, según lo que ha vivido, según cómo ha sido su pasado reciente, la entiende como un canto de denuncia a la opresión, como reflejan esos versos al final que dicen “pero los muertos están en cautiverio/ y no nos dejan salir del cementerio”. El autor de la canción hizo un resumen que en realidad no pretendía hacer y que ha dado respuesta y mantiene actualizada la imagen del pueblo blanco, maltratado, abandonado, vacío, silencioso. Una vida sencilla que ahora, curiosamente, está siendo reivindicada, lo que me parece estupendo.”
'Aquellas pequeñas cosas'... Uno se cree que las mató...
“Siempre me han sabido mal aquellas canciones que se me han hecho largas, a la hora de construirlas, no de escucharlas. Y en contraposición sentí mucho placer con aquellas en las que conseguí hacer un cuadro pequeño en donde cabe todo lo que quieres contar sin necesidad de explayarte mucho. A diferencia de otras canciones de la época de los sesenta y de los setenta, en que necesitábamos mucho para ser contadas. Como Pueblo blanco”.
'De vez en cuando la vida'. De vez en cuando la vida nos besa en la boca...
“También la amo mucho, porque realmente también amo mucho la vida. Y cuando la vida realmente se acerca a ti, te besa, te toma la mano, te saca a la calle, hace que lo cotidiano sea magnífico, que lo natural sea sobresaliente, te pone los ojos como platos y te entra el aire a chorro… me parece realmente maravilloso. Pero el autor no podía dejar la canción colgada en esto y tenía que, como la Cenicienta, ponerle al protagonista una calabaza en lugar de una carroza.”
En esa vida maravillosa, ¿quién ha mandado más?
Normalmente, el instinto. Yo funciono más por lo que no quiero que por lo que quiero.
'Los recuerdos' Los recuerdos suelen contarte mentiras...
“Es muy poco conocida, del álbum Versos en la boca. De alguna manera es como una discusión sobre la validez del recuerdo como notario de la vida. El recuerdo es muy embustero, dice mentiras. Uno es su memoria, sin duda; pero la memoria la vas colocando según haga menos mal. El recuerdo es provisional, temporal. Cuando escribes de tiempos muy lejanos y tiras el hilo, van apareciendo cosas que tenías tapadas, y eso te va provocando sensaciones y sentimientos que son maravillosos, y a veces también doloroso porque saca a la luz el terrible vacío de la ausencia, de alguien, de algo.”
¿Su gran patrimonio es el recuerdo que deja en la gente?
La gente se hace los recuerdos a su medida. La gente, cuando te recuerda, no te recuerda como eres, sino lo que tú fuiste para ellos.
Por Esteban Linés. La Vanguardia
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