Hay gente que te lo hace fácil. Gente que te allana el camino; que te coge las piedras que no viste, porque estabas demorada en otro pantano. Gente que festeja tu sonrisa, que te pone una manta porque, como tiene frío, se adelanta el tuyo.
Hay gente que te escucha con el corazón y mirándote a los ojos; gente a la que no le importa gastar un minuto en discutir algo que no le suma a ninguna de las dos partes. Gente que te cuida, que te valora y que te respeta, sobre todo cuando estás ausente. Es gente que te quiere sin vueltas, sin enrosques, sin pedido de facturas ni reproches.
Hay gente que te elige por tu compañía, por quien eres; porque acepta tu herida y tu belleza; gente buena. Gente que vuela con tu vuelo y te recuerda los tres deseos que te tocan para tu cumpleaños. Gente que alimenta tu alma; gente que sana, que cura, que salva. Esa gente que se vuelve imprescindible; se cuida como oro. Esa gente es necesaria y una tiene que valorarla cuando está y no cuando hace falta. A esa gente se le ama. Y punto.
Te quiero tanto, eres única, mi querida... Abrazos.
Te quiero mucho.
Qué linda frase: "... valorarla cuando está y no cuando hace falta...".
Aquí y ahora para agradecer, para valorar y para amar.
Gracias, filósofa Maeña.