Es cierto que no todos somos iguales y que debemos aceptar a los demás como son, si queremos que estén en nuestras vidas. Es cierto también que el amor lo pone quien ama y que esto debe bastar... Pero no. Hay días en que quisiera recibir un mensaje, una llamada, un "¿cómo estás?" sin tener que ser yo que dé inicio a la conversación, ya sea enviando una canción que me traiga su recuerdo, una reflexión, una película.
Hay días en que quisiera sentirme menos prescindible, por llamarlo de algún modo.
En estos días de bajones emocionales como los llamo, me pregunto ¿qué tan amigos son mis amigos si yo no me metiera cada dos por tres en su mensajería de WhatsApp? ¿Qué tanto piensan en mí? ¿Qué tanto les importa lo que me pase o cómo estoy?
Hay tanta dejadez que muchas veces se me hace cuesta arriba aceptarlo y sucumbo. Hoy no lo voy a disfrazar de "la gente está muy ocupada y va a su aire". Para mí es, sencillamente, cuestión de prioridad. Y hoy es uno de esos días.
La filósofa maeña... Sin más.
Gracias por tu constancia y tu presencia.
Te abrazo mucho...