Sería genial poder abrir el pecho, sacar el corazón, embarrarlo de lidocaína, volver a meterlo y seguir adelante con él anestesiado.
Lo malo de ello es que nos privaría de sentir otras tantas cosas maravillosas
O bien podríamos hacernos un injerto que sirva como barrera y aísle el dolor, la tristeza, el sufrimiento. ¡Sería fantástico!
Así pienso hoy. ¡A saber por qué!
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