No muchos saben que el ganador de dos Goyas, por "La isla mínima" y "El autor" fue el primero al que los productores de "La casa de papel" le ofrecieron el de El profesor, pero tal como lo explica en esta entrevista Javier Gutiérrez, ninguna propuesta iba a hacer que no participara de "Campeones", la película de Javier Fesser que terminó por convertirse en la más taquillera en España (y por la que además obtuvo su cuarta nominación al Goya).
El actor nacido en Asturias y criado en Ferrol, Galicia, ahora es el protagonista de "Bajo cero", un thriller que ha llegado a las pantallas de Netflix y en el que interpreta a un guardia que debe transportar a un grupo de presos de una cárcel a otra, sin imaginar que en el camino ocurrirá algo que transformará para siempre su vida.
Javier, uno de los actores más requeridos de España y quien ha cumplido los 50 recientemente, graba actualmente la serie "Reyes de la noche" y espera el estreno de otra película con elementos de acción llamada "La hija".
¿Dirías que pusiste la mirada en "Bajo cero" por tu temprano interés en la criminología, porque era un buen guión o porque tenía elementos teatrales?
Me interesó sobre todo por la trama, el personaje y el director Lluís Quílez, que viene de ganar absolutamente todo en el mundo del corto y tenía un guion fascinante. Yo creía que podía aportar a la historia y como tampoco me ofrecen muchísimas películas de acción, me pareció una buena oportunidad para estrenarme en el género.
¿Como te llevaste con las escenas de acción?
Yo no soy un actor dotado para la acción y sin embargo aquí trato de defenderme. Es cierto que hay que estar preparado físicamente, sin ir más lejos en "Bajo cero" nos pasamos la mitad del rodaje peleando, corriendo o escapando pero a mí no me interesaba tanto la fisicidad del personaje sino la mirada de él, esa visión entre la estupefacción y el horror por todo lo que vive Martín ante el pavor que hay delante de sus ojos. No se puede contar mucho todavía del filme pero en esa persecución por parte de un ser externo que quiere abrir el furgón para no se sabe muy bien qué, si para matar o para que intente escapar alguien, el director en mi caso estaba mucho más pendiente de la mirada del personaje que de los mamporrazos que en este caso pudiera dar el mismo.
"Bajo cero" es una película compleja en el sentido de que pasaron muchísimo tiempo dentro de un espacio muy reducido, ¿eso es bueno o es malo a la hora de rodar? Porque tú eres un hombre de teatro, donde hay que trabajar mucho con el espacio…
Era muy claustrofóbico por un lado pero por otro también necesitábamos esa sensación de realidad, yo creo que al ser un furgón real creo que es mucho más fácil para el espectador creerse la historia que si hubiese sido un decorado.
Evidentemente a la hora de rodar hubo muchas dificultades porque allí no sólo había actores sino también parte del equipo técnico y era muy complicado moverse en un espacio tan reducido pero a la vez también aportaba un plus de sensación de agobio que ayudó también a contar la historia.
Sin revelar demasiado, hay un interesante cambio de bando de tu personaje donde en un momento está de un lado y luego está del otro porque en realidad lo que ha cambiado es el contexto. ¿Cómo fue jugar esa parte de la película?
Mi personaje cambia radicalmente a medida que avanza la película, su visión de la ley, del orden y del sistema se transforma una vez que vive toda esa peripecia en la que tiene que llevar a buen puerto a un grupo de presos desde un penal a otro y el furgón es asaltado en mitad de la noche. Eso hace que un personaje como el de Martín, que es un policía que no está llamado a la acción precisamente, tenga que convertirse casi en un héroe, en el salvador de estos reclusos.
¿Filmar un thriller es tan interesante como verlo? ¿Hay mecánicas detrás de cámara que hay que respetar?
Soy un enamorado del thriller, disfruté mucho haciendo este tipo de película y también como espectador. En un momento de mi vida en que no tenía muy en claro qué hacer, quise ser investigador privado y criminólogo. Además la literatura negra siempre me ha interesado mucho, soy un gran amante de la saga de Pepe Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán y de otros escritores de este estilo.
Pepe Carvalho se merece una remake, ya pasaron muchos años de esa serie…
Sí, tal cual. Creo que es un retrato de una España que a mí me interesa muchísimo y el personaje es para enamorarse, desde el punto de vista del lector o del espectador, es un bon vivant, seductor, buen cocinero, amante de la vida, del sexo, tiene unos ingredientes muy atractivos para cualquier actor.
¿Crees que hubieras sido un buen criminólogo o un buen detective?
No lo sé, fíjate que yo tenía una idea de los detectives mucho más idealizada, relacionada con el género de la literatura, pero han quedado para investigar infidelidades o cobrar seguros por parte de trabajadores que intentan engañar a sus empresas, cosas de las que seguramente yo acabaría aburriéndome. No creo que aguantase mucho en el mundo de hoy, me hubiera encantado investigar en la época de Pepe, con esa España y esa galería de personajes.
También pensaste en ser cura, ¿pero te imaginaste que a los 50 años ibas a ser uno de los actores más populares de España?
No, no, no, de hecho cuando me fui de Ferrol, una ciudad pequeña de 70.000 habitantes, llegué a Madrid casi con lo puesto y soñaba con hacer teatro, no me veía delante de una cámara, creía que podía ganarme la vida en una compañía de teatro, llenar la nevera y que fuese mi modus vivendi pero, más allá de eso, nunca pensé en ser un actor popular ni que tuviese un trabajo continuado en el mundo del cine o de la televisión.
¿En qué momento la realidad se adelantó a todos tus sueños y sentiste que estabas yendo más lejos de lo que alguna vez imaginaste?
En realidad nunca he parado de trabajar desde que salí de la escuela, sobre todo haciendo mucho teatro, pero comencé a hacer televisión y cine pasados los 30, por lo cual ya tenía los pies en el suelo y aunque nunca sabes lo que te puede deparar este oficio, sí es cierto que nunca acabas de tener la completa seguridad de que vas a vivir de esto toda la vida.
Sigo pensando que mañana puede dejar de sonar el teléfono, nunca sabes muy bien por qué suena ni tampoco debes de saber por qué deja de hacerlo. Un día caes en gracia y el trabajo retroalimenta al trabajo, y los productores y directores te llaman como también un día no pasa nada más, quizás porque has tenido un fracaso o porque no estás de moda o porque aparece un actor que puede hacer lo mismo que haces tú por menos dinero, no sé cuáles son los factores que pueden surgir, es una espada de Damocles que tenemos siempre en nuestra cabeza.
Por eso nunca pensé que he llegado a ningún sitio en el que me vaya a quedar para siempre, el transcurrir de los años evidentemente deja paso a otros actores más jóvenes. Lo que quiero es mantenerme y seguir trabajando, creo que en eso radica el éxito, seguir funcionando es mantener viva la llama del interés del espectador para que vaya a verte al teatro o pague una entrada por ver tu última película. En esa lucha sí quiero seguir. La popularidad y el reconocimiento que se logra con el trabajo continuado en televisión y en cine me han llegado tarde.
Pero se disfruta más cuando llega tarde ¿no? ¿Crees que si cuando llegaste a Madrid hubieras empezado a hacer televisión de inmediato, el viaje habría sido diferente?
Sí, claro. Todo lo que soy es gracias a mi educación teatral y también a toda una experiencia acumulada durante muchos años y antes de alguna oportunidad como la de La isla mínima, que para mí ha sido un salto cualitativo, yo hice mucha televisión, muchísima comedia y alguna que otra película olvidable pero eso soy también como actor, es mi maleta y todo me ha ayudado a que me sienta muy orgulloso de mi trabajo, que también es la suma de todos los anteriores.
Una de las cosas que sorprenden de tu carrera es que decidiste no hacer el personaje de El profesor en "La casa de papel" para hacer "Campeones", que fue el éxito más grande del cine español en mucho tiempo. ¿Sientes que cuando un actor está en su mejor momento la va a pegar por donde vaya o que hay mucho de suerte en el camino?
Tiene que haber suerte en el camino y no sólo el talento que se le presupone al actor, aprovechar ese factor es determinante.
En relación a "La casa de papel", muchos pensarán que he perdido una oportunidad pero tenía una deuda primero con Javier Fesser porque había confiado en mí para ese trabajo, y creo que ante todo está la responsabilidad, y en segundo lugar el filme trataba sobre la discapacidad y yo tengo un hijo discapacitado, con lo cual ni "La casa de papel" ni cualquier otro proyecto que se pusiera por delante iba a soportar el compromiso que yo tenía con esa película que para mí, haga lo que haga, es la más importante de mi vida por lo que cuenta, por cómo lo cuenta, por la visibilidad que se le ha dado a las personas con discapacidad y por intentar que la sociedad tenga una visión diferente a la que tenía respecto a ese mundo. No hay personaje ni oportunidad que pueda estar por encima de eso.
¿Has seguido en contacto con tus compañeros de reparto?
Sí, tenemos un grupo de WhatsApp donde nos seguimos contando cómo nos va y nos reunimos cuando me permite el trabajo y la familia. A medida que va pasando el tiempo, pues como todo, también las relaciones van siendo más espaciadas.
Me imagino que hacer "Assassin's Creed" fue asomarte a otro mundo y me llama la atención que no hayas vuelto a trabajar en Hollywood, ¿eso se debe a que estás demasiado ocupado en España o porque no te gustó la experiencia?
Me gustó mucho, estuve a punto de no hacerla porque venía de hacer "El olivo" de Icíar Bollaín y tenía otra película a las puertas, entonces el hecho de irme a filmar "Assassin's Creed" a Londres y a Malta, requería dos meses y yo necesitaba descansar disfrutando de mi familia; pero al final me convenció el director Justin Kurzel. Fue una experiencia muy enriquecedora porque pude tener contacto con una industria que está muy alejada de lo que hacemos aquí, donde hay muchísimo dinero, talento, responsabilidad y respeto por lo que se hace y por cómo se hace. Ahí te das cuenta de cómo funcionan las grandes estrellas. Viendo en directo cómo trabaja Fassbender, haces un auténtico máster de cómo debes comportarte en un set. Pocas veces he visto ese carisma y el respeto que se tiene por alguien así, trabajar con él fue muy enriquecedor.
Lo cierto es que he tenido alguna que otra oportunidad para continuar realizando proyectos afuera pero no me han seducido lo suficiente como para dar el salto y dejar de hacer cosas aquí. Si no puedo aportar algo a un personaje y que éste haga lo mismo conmigo, prefiero en ese sentido ser cabeza de ratón que cola de león.
Cuéntame un poco sobre ese profesor que te encontraste en Ferrol y que fue tu puerta al mundo del teatro…
En mi instituto ya tenía esa vena artística, me gustaba mucho el teatro y la literatura hasta que coincidí con Roberto Leal, un director hispano argentino que tuvo la osadía de no sólo darme mi primer protagonico, sino de poner en escena "El público" de Federico García Lorca, que era el texto más difícil del poeta. Así descubrí el mundo del teatro no profesional, porque era aficionado, pero sí ese amor, esas ganas y ese espíritu que luego, cuando llegué a Madrid, era lo que buscaba, subirme a un escenario y vivir de ello. Fue la primera puerta que se abrió y le tengo mucho cariño a Roberto. Ese primer contacto para mí fue fundacional. Lo que viví en ese momento fue muy importante porque se transformó en una de las razones más poderosas para ayudarme a dar el salto a irme a una ciudad más grande con el compromiso de estudiar interpretación y convertirme en un actor.
Por Gabriel Lerman, 28 de enero de 2021
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