En España se está muriendo una generación que pasó por una dictadura de treinta y seis años, una guerra civil, años y años de doblar el lomo, de duro trabajo para cotizar y tener una pensión que les diera para vivir dignamente sin ser una carga para sus hijos.
Y en Italia también se están muriendo los abuelos, en un tiempo en que deberían estar disfrutando de su jubilación y de sus nietos, mismos que ahora no pueden ni ver ni abrazar porque estos son vectores y los pueden contagiar y mandarlos al hospital.
Y a esta generación no se le puede siquiera garantizar un respirador. Y mueren solos, sin una mano que agarrar en su último suspiro y sin la compañía de algún familiar o amigo.
Es todo tan desolador, tan penoso, tan desgarrador.
Causa una terrible aflicción y una profunda tristeza. Y me duele, me duele mucho.
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