La real academia de la lengua española tiene dos acepciones para esta palabra:
1. Sentimiento de satisfacción por los logros, capacidades o méritos propios o por algo en lo que una persona se siente concernida.
“Sintió un gran orgullo al recibir el premio”.
2. Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que suele conllevar sentimientos de superioridad.
“A veces nos ciega el orgullo”.
La muerte nos arrebata físicamente a las personas. El orgullo, ese duendecillo oscuro, negro, sombrío, no sólo lo logra físicamente, sino espiritual y emocionalmente. ¿Vamos a permitir que éste nos gane la batalla y perdernos de todo lo demás?
Si hemos sido lacerados, aceptemos el perdón; si hemos herido a alguien, pidamos perdón. No se nos caerá un pedazo de piel por ello.
Inténtemoslo. ¡Y veremos cómo nos liberamos!
Abrazos de la filósofa maeña. 🌼
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