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Foto del escritorShayra

De Zelda Williams a su padre Robin Williams... A siete años de su muerte

"Mi familia siempre ha sido privada sobre el tiempo que pasamos juntos. Era nuestra forma de mantener una cosa que era nuestra, con un hombre que compartíamos con el mundo entero. Pero ahora eso se ha ido y me siento desnuda. Mi último día con él fue su cumpleaños y siempre estaré agradecida de que mis hermanos y yo hubiésemos podido pasar ese tiempo a solas con él, compartiendo regalos y risas.


Mi padre siempre fue cálido, incluso en sus momentos más oscuros. Aunque nunca, nunca entenderé cómo pudo ser amado tan profundamente y no encontrar en su corazón una razón para quedarse. Hay un pequeño consuelo en saber que nuestro dolor y pérdida, de alguna manera, se comparte con millones. Y no ayuda contra el dolor, pero al menos es una carga que innumerables personas han ofrecido a ayudar aligerar. Gracias por eso.

A aquellos a quienes tocó y que están enviando palabras de consuelo, sepan que una de sus cosas favoritas en el mundo era hacerlos reír a todos.




En cuanto a aquellos que están enviando negatividad, sepan que una parte pequeña y risueña de él está enviando una bandada de palomas a su casa para defecar en su automóvil, inmediatamente después de haberlo lavado. Después de todo, a él también le encantaba reír.


Papá fue, es y siempre será una de las almas más amables, generosas y gentiles que he conocido, y aunque hay pocas cosas que sé con certeza en este momento, una de ellas es que no sólo mi mundo, sino el mundo entero es un poco más oscuro, menos colorido y menos lleno de risa en su ausencia. Bueno, tendremos que trabajar el doble para volver a llenarlo ".

- Zelda Williams-



¡Cuántos hay que, cansados de la vida,

enfermos de pesar, muertos de tedio,

hacen reír como el autor suicida

sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!

¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,

porque en los seres que el dolor devora

el alma llora cuando el rostro ríe!

Si se muere la fe, si huye la calma,

si sólo abrojos nuestras plantas pisan

lanza a la faz la tempestad del alma

un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto;

que las vidas son breves mascaradas;

aquí aprendemos a reír con llanto

y también a llorar con carcajadas.

Reír llorando

[Autor: Juan de Dios Peza. México]


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