A los tres años de edad del actor Miguel Ángel Muñoz, sus padres tuvieron que recurrir a la Tata (Luisa Cantero) para que le cuidara mientras ellos trabajaban. Treinta y cuatro años después, una situación excepcional les ha devuelto a la misma situación pero a la inversa. Durante este viaje de vida que hacen juntos desde hace tantos años han cumplido muchos deseos y compartido muchos momentos, entre ellos pasar juntos más de 100 días de convivencia a causa de una pandemia mundial, donde Miguel Angel ha aprendido mucho y ha descubierto cuanto se parecen. Han recordado los momentos más importantes de su vida juntos, han bailado, reído, llorado... y hasta crearon un programa diario en Instagram llamado “CuarenTATA”, que ha convertido a Luisa en un fenómeno mundial. A él incluso se unieron actores, cantantes, deportistas, cómicos, para declararle su amor a la Tata. “100 días con la tata” también narra la experiencia más difícil después de una convivencia tan especial, la separación.
La carrera de Miguel Ángel Muñoz va hacia arriba. Tras una etapa como niño actor, despuntó con la serie Un paso adelante, para la que aprendió a bailar, tuvo éxito como cantante, y se consagró con su interpretación en El crack cero, de José Luis Garci. Ahora debuta con buen pie como realizador y coguionista con un sincero documental sobre su estrecha unión con su “tata”, Luisa Cantero, hermana de su abuela, que se ocupó de cuidarle cuando era pequeño porque sus progenitores trabajaban. En los últimos tiempos, trataba de aprovechar para llevar a cabo todas las actividades que siempre había querido hacer junto a ella, por ejemplo un viaje por carretera, rodar una película de ficción, o ir a Mérida, donde ella había pasado gran parte de su vida.
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Por desgracia, los planes se truncan por un empeoramiento de salud que deja a la anciana casi postrada en cama. Tras la llegada del coronavirus, Muñoz llega a la conclusión de que las personas que cuidan a la Tata podrían contagiarla, por lo que toma la decisión de pasar estos días en su casa, para ocuparse de ella personalmente. Imaginar pasatiempos diferentes para cada día la ayuda a ir mejorando, pues suponen un reto, y al final grabarán juntos vídeos que dan lugar a “La cuarentata”, emisión diaria a través de Instagram que logra un éxito mundial sin precedentes. Todo indica que la causa es que al amenazar el Covid-19 a los más mayores, alimentan la esperanza de los espectadores las imágenes de una mujer de avanzada edad que se resiste a quedarse paralizada por el miedo.
Muñoz se ha abierto en canal mostrando sentimientos muy personales, sobre todo su miedo al inevitable día en que la nonagenaria le faltará. Con su gracia natural, y el cariño que transmite, la Tata le contagia paz. El sobrino nieto llega a recurrir a un terapeuta para que le ayude a afrontar ese temor. A lo largo del metraje explica muy bien que haber pasado el confinamiento juntos no sólo resulta positivo, sino que acarrea consecuencias, pues ambos se acostumbrarán a estar en la misma casa, lo que supondrá un shock cuando dejen de verse todo el tiempo, y él tenga que recuperar sus actividades profesionales. Por otro lado, cuida de ella mejor que una profesional, pero sacrificando su propia salud, ya que no puede practicar tanto deporte como acostumbra.
Se han seleccionado muy bien las imágenes, tanto de los momentos buenos, que sacan una sonrisa al espectador –cuando no una carcajada–, como de los más dramáticos. Como pega, quizá cabe preguntarse por qué Muñoz no se plantea nunca en su obra la trascendencia, pues muestra cómo un elemento folclórico la religiosidad sincera de su Tata, que acude a misa y tiene en su casa imágenes, entre ellas una de la Virgen del Carmen, pero no llega a preguntarse nunca si existe ‘algo’ después de la muerte.
Está disponible en Netflix.
Fuentes: Decline..21 & IMDb
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