En el mundo de la música, los enfrentamientos suelen surgir por ver quién acapara mayor número de fans, por el número de ventas o por razones internas del sello discográfico. Pero en esta ocasión la competitividad laboral nada tuvo que ver.
A primeras puede parecer que Bertín Osborne (65) y Joan Manuel Serrat (76) tan sólo tienen en común la misma profesión. Quizás la única similitud que se atisba es que ambos, tan distintos entre sí, le han cantado al Mediterráneo. El autor catalán en su famoso tema de 1971, convertido en todo un himno generacional; y el intérprete madrileño algunos años más tarde, cuando realizó su debut musical a principios de los 80, y cautivó a multitud de mujeres entonando su Amor mediterráneo.
En definitiva, dos estilos distintos, un compositor sencillo y comprometido frente a un cantante melódico que se abría paso a través de románticas baladas. Pero hay algo más que les une y jamás podrán olvidar: una pelea de órdago con puñetazos incluidos.
En 1973 Bertín Osborne contaba tan sólo con 18 años recién cumplidos y todavía no se dedicaba profesionalmente al mundo de la canción, aunque ya había participado en un festival realizado en El Escorial (Madrid). Eran los tiempos en que pese a ser hijo del conde de Donadío de Casasola, se lanzó a buscarse la vida trabajando como vendedor en una inmobiliaria en la que no había citas concertadas, lo cual le obligaba a sacar su desparpajo tocando puerta por puerta. El artista ha reconocido que durante su época de juventud las juergas ocupaban buena parte de su tiempo libre, llegando a definirse a sí mismo como un peligro público. Es por entonces cuando tuvo lugar la siguiente historia.
NOCHE DE FIESTA
Después de haber salido a cenar, Bertín acudió como otras tantas veces, al que era el centro neurálgico de sus correrías nocturnas, la discoteca madrileña Gitanillos. Se encontraba acompañado de su amigo Koke Calleja, compinche de aventuras por entonces, que años después se convertiría en yerno de Pitita Ridruejo. Como era de esperar, tratándose de Bertín, la compañía femenina tampoco faltaba. Ambos pasaban la velada junto a Ana, con la que Osborne mantenía un flirteo, y otra joven que ostentaba el título de Miss Texas. Ambas parejas se encontraban sentadas en un recodo de la sala, inmersos en su conversación y ausentes de lo que ocurría a su alrededor.
El ligue de Bertín se dispuso a ir al baño y de camino a éste, se encontró de repente con Joan Manuel Serrat, que cortésmente la invitó a sentarse con él y su grupo de amigos para tomar una copa. El cantautor catalán que había tenido a su primer hijo cuatro años atrás, fruto de su relación con la modelo Mercedes Domènech, era ya por entonces una figura reconocida y admirada en el mundo de la música. Quizás explique eso el hecho de que Ana, nerviosa, retornase a la discreta mesa en la que estaba sin apenas mediar palabra.
Debido al mutismo de la joven, Bertín, extrañado, le preguntó qué le pasaba. La muchacha no se atrevía a contárselo hasta que, pasado el rato, le explicó que los de la mesa de al lado habían intentado ligar con ella. Nada más escuchar lo ocurrido, Koke, el amigo de Bertín, hizo estallar en su mano el vaso de whisky que estaba tomando. Se levantó de un salto y se encaminó directo hasta el lugar en el que se encontraban quienes ya ellos consideraban sus adversarios.
Como el propio Bertín aclararía a finales de los 80, rememorando tal episodio de ímpetu juvenil, antes de que su amigo se lanzase a la gresca, le gritó que le dejase a él primero, ya que la chica estaba con él y por ello tenía derecho a dar el primer golpe. Por lo visto la pelea fue monumental, hasta el punto de que el amigo de Bertín se rompió el puño cuando, en uno de los golpes, dio equivocadamente contra la pared, teniendo que ser escayolado.
El cantante tomó la revancha directamente contra Serrat, que consiguió acurrucarse en el sillón de manera que pudo evitar golpes mayores. Como el propio Osborne confesó: "No sé si le hice daño o no, pero lo cierto es que le di una serie de puñetazos que no debieron resultarle muy agradables". Por suerte imperó la razón y la gente de alrededor se apresuró a separarlos, justo en el momento en que Joan Manuel se encontraba agarrado por el cuello.
Pasados los años, cuando ya Bertín se dedicaba a la canción, se encontró con Serrat. Tras saludarlo y comprobar que no ubicaba quién era, le recordó aquel primer encuentro, a modo de disculpa. El intérprete de Penélope, contestó: "¡Ahí va! ¡Tú eras el animal aquel!", mientras todo quedaba entre risas. Cuando a Bertín en sus inicios le preguntaron quién consideraba que era el cantante más importante español del momento, no dudó en contestar que el mejor era Serrat, y aprovechó la ocasión para recalcar que no le gustaba ningún tema de Julio Iglesias, del que incluso no tenía ningún disco, aunque reconocía su valía y talento.
Aquel enfrentamiento del que el artista madrileño asegura estar arrepentido, quedó como algo anecdótico. Casualidades de la vida, Bertín presentó un programa titulado "Esos locos bajitos", así que ya sólo falta que Joan Manuel Serrat se decida finalmente a acudir a "Mi casa es la tuya", tras haber rechazado con anterioridad la invitación.
Fuente: El Mundo. es
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