La dinámica de los últimos años se ha mantenido en 2019. Los famosos siguen abriéndose a contar sus momentos más duros. Conscientes de que confesar sus debilidades, traumas o problemas les acerca más a sus seguidores, que se sienten más identificados con ellos, las celebridades han vuelto a mostrarse más humanas que divinas. Aunque algunas estrellas han desvelado sus gustos más excéntricos, ha vuelto a imponerse aquello de que los ricos también lloran con historias de abusos sexuales, adicciones o malos tratos durante la infancia. También crisis de ansiedad y depresiones que han llegado a obligarlos a un retiro temporal. Secretos que al airearse han podido ayudar a personas en la misma situación, mientras el protagonista también sentía un alivio terapéutico al deshacerse de ellos.
l año comenzaba con Kiko Riveraconfesando en Gran Hermano que había sufrido una depresión por su adicción a las drogas. El hijo de Isabel Pantoja admitía en directo que consumió casi a diario marihuana y cocaína, pero que gracias a su pareja llevaba un año y medio desenganchado. El abuso de sustancias también afectó a una superestrella como Brad Pitt. El actor se refugió durante años en la bebida y los porros para superar la presión mediática, la timidez y la falta de seguridad en sí mismo. Michael Douglas admitió que creyó que iba a perder a su hijo Cameron, adicto a la heroína y la cocaína y condenado a ocho años de cárcel, pero este último desveló este año que cuando era pequeño su padre le hacía repartir porros a los invitados a sus fiestas en casa. Elton John revivió sus peores años de excesos con la cocaína, que le convirtió en un monstruo. El cantante también relató su mala relación con su madre en sus memorias, que se publicaron el pasado septiembre. El alcohol llevó a Demi Moore a sufrir un aborto, según confesó la actriz de 56 años, en un libro de memorias. En él afirmó que fue violada a los 15 años, que los problemas con las drogas acompañan a los traumas infantiles por crecer en una familia desestructurada y que sufrió trastornos alimentarios por un problema con su imagen corporal.
El movimiento #MeToo ha seguido muy presente, y de hecho ha inspirado iniciativas similares en países como Corea del Sur, donde se han destapado casos de abusos en el K-Pop. Movimientos sociales que siguen impulsando las revelaciones por parte de muchas famosas de episodios de acoso y agresiones sexuales. Tristemente demasiadas.
Mira Sorvino, una de las primeras en señalar a Harvey Weinsteincomo acosador, dejó otra dura confesión este año. También fue víctima de una violación, aunque no por parte del productor. Fue durante una cita, y mientras lo contaba acompañada del Gobernador de Nueva York, pidió aumentar el plazo de prescripción de estos delitos. “Claro que me he enfrentado al acoso. No creo que haya una sola mujer en el mundo que no lo haya hecho.
Llevo en esto 30 años, era algo muy normalizado”, explicó Reese Witherspoon en una radio británica. En mayo, Charlize Theron contó cómo, con 18 años, en una audición, un productor se propasó con ella. Ainhoa Arteta también fue violada, y revelaba en una entrevista en julio el peor episodio de su vida. Ocurrió cuando regresaba a su casa en Estados Unidos, en la época en que su carrera comenzaba a despuntar. Un episodio que consiguió superar con mucha terapia, incluyendo sesiones de hipnosis. En el mismo programa que Arteta, la cantante Vanesa Martínconfesó que sufrió abusos sexuales a los 18 años a manos de un productor con el que no llegó a trabajar.
Bella Thorne volvió a hablar de los abusos sexuales que sufrió en la infancia. Los había contado un año antes, pero la exchica Disney recordó que aquello marcó su obsesión por el sexo y la dificultad en sus relaciones. Este año ha debutado como directora de cine porno.
No todo el acoso fue sexual.
Eva Longoria contó este año que sufrió ‘mobbing’ durante el rodaje de Mujeres Desesperadas. Ni todas las víctimas fueron mujeres. Pedro Almodóvar relató en Italia que un cura intentó abusar de él en el colegio cuando era pequeño. El año lo ha cerrado Paris Hilton, recordando en una entrevista el momento del vídeo sexual que en 2003 publicó su ex. La heredera ha desvelado ahora que aquello le llevó a pensar en suicidarse, apuntando que algo así hoy en día con el #MeToo la convertiría en víctima a los ojos de la opinión pública. James, el hermano de Kate Middleton, en una carta abierta confesó que pensó en quitarse la vida durante una depresión de más de un año de duración. Las enfermedades mentales han estado muy presentes en las confesiones de las celebridades. La depresión de Al Pacino, con peores y mejores momentos, duró 25 años después de protagonizar El Padrino. Justin Bieber pospuso la celebración de su boda con Hailey Baldwin también por esta dolencia. “Rezad por mí. Estoy luchando mucho”, pidió a sus más de 100 millones de seguidores. Evan Rachel Wood ingresó voluntariamente en un psiquiátrico, ya que la actriz de la serie Westworld llegó a intentar suicidarse. En su caso, la depresión estuvo causada por el estrés postraumático producido por haber sido violada en múltiples ocasiones.
Manuel Carrasco se puso en manos de una terapeuta para superar sus miedos y la ansiedad que le acarreó la fama. Lo reveló una semana antes de llenar el estadio Metropolitano de Madrid, como un hombre renovado y pletórico. También le pasó a Pablo Alborán en 2015, y tuvo que parar. Este año habló con naturalidad de cómo le ayudó su paso por el psicólogo.
Otra estrella del pop, Ariana Grande, no pudo esconder más la ansiedad que padece, que este año llegó a su punto más fuerte y le impidió acudir a un encuentro con sus fans tras sufrir dos ataques de pánico seguidos.
En la serie de la década estos problemas también han hecho mella. Dos de las principales protagonistas del final de Juego de Tronos, Sophie Turner y Maisie Williams(Sansa y Arya Stark), contaron sus sendas crisis. Turner lleva cinco años lidiando con una depresión que le hacía sentirse “fea, gorda y mala actriz”, y Williams reveló que arrastra problemas de autoestima.
Aunque el caso más grave del año en cuanto a problemas mentales lo ha protagonizado el que fuera icono del pop infantil en los 90, Aaron Carter, que padece esquizofrenia y trastorno bipolar además de depresión y ansiedad. En España, el año lo ha cerrado Jorge Javier Vázquez, que se marchó de vacaciones tras presentar la final de Gran Hermano VIP tras recuperarse de su segunda operación tras sufrir un ictus en marzo. El también habló que transcurridos unos meses de su primer ingreso sufrió una depresión: "Me están medicando”, contó. El presentador ha hablado sin tapujos que asiste regularmente a terapia.
Ignacio Gomar.
El País. 1de enero, 2020
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