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"Siempre estábamos un poco nerviosos antes de cada escalón que subíamos, pero siempre tuvimos esa confianza y eso fue lo bueno de ser cuatro juntos: todos compartimos la experiencia". George Harrison


Creo que fue en gran parte John quien escribió "Ticket To Ride". La escribimos juntos, como casi todas. Ciertas canciones casi siempre serían idea de uno de nosotros. Uno de nosotros había dicho, 'Ticket To Ride sería bueno', el otro diría, 'Está bien, eso es lo que escribiremos hoy'": Paul McCartney


Ocho meses después de Beatles For Sale, las grabaciones de Help! habían comenzado a mediados de febrero, sólo un mes después de que los chicos hubieran completado una temporada de 'Another Beatles Christmas Show' en el Hammersmith Odeon de Londres.

A los pocos días de la última sesión de febrero, se fueron a las Bahamas para filmar escenas de la película, que como 'A Hard Day's Night' fue dirigida por Richard Lester.

Desde las Bahamas, los Beatles se dirigieron al este de Obertauern, en Austria, antes de regresar al Reino Unido para seguir filmando.




Un nuevo single, 'Ticket To Ride' fue lanzado el 9 de abril y era necesario promocionarlo, por lo que se llevaron a cabo varias presentaciones en televisión desde finales de marzo hasta mediados de abril, junto con una aparición en el concierto de los ganadores de la encuesta de NME. Todo esto tuvo lugar a ambos lados de más filmaciones que continuaron intermitentemente hasta mediados de junio, momento en el que Los Beatles habían regresado a Abbey Road para completar el material para la parte sin banda sonora del próximo álbum.

El 12 de junio de 1965 se anunció que Los Beatles habían sido galardonados con MBE en la lista de honores del cumpleaños de la Reina, un galardón que nunca antes se había otorgado a las jóvenes estrellas del pop.


Como "A Hard Day's Night", "Help!" contenía las canciones de la película en la cara uno del álbum y la otra cara estaba dedicada a otras grabaciones nuevas, incluidas dos portadas.

A diferencia de "A Hard Day's Night", los dos sencillos lanzados antes y junto al álbum tenían caras B exclusivas. Help! También marcó el regreso de George Harrison como compositor. George contribuyó con una canción a cada lado del álbum.

La llamativa portada del álbum presenta a los Beatles haciendo señales de semáforo, pero estas no deletrean Help!


El álbum pasó inmediatamente al número 1 en las listas británicas, permaneciendo allí durante un total de nueve de sus 37 semanas en el Top Twenty.

Una vez más, en Estados Unidos las cosas fueron diferentes. Se lanzó otro álbum de banda sonora que contenía todas las canciones de la cara uno del álbum del Reino Unido más seis piezas instrumentales compuestas por Ken Thorne. El resultado fue otro álbum número uno en EE. UU., que disfrutó de una estadía de nueve semanas durante una carrera general de 42 semanas. Las pistas restantes que no eran de película se distribuyeron en tres álbumes diferentes en los EE. UU. El más famoso de ellos, 'Yesterday', también se lanzó como single en septiembre y luego alcanzó el número 1 durante un período de cuatro semanas.




Fuente: TheBeatles.com

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Ahora que estos vientos me llevan a ver a Serrat nuevamente; ahora que suena (para calmarme cuando vuelo por los aires) en mi listado de canciones al azar «Bendita música», de ese maravilloso y poco conocido disco “Nadie es perfecto”, del 1994; ahora que tengo un rato sin distracción más que esta terrible turbulencia y el sudor de mis manos; ahora que… (sueno como Sabina), me dispongo a narrar lo vivido el 16 de septiembre en Viana, provincia de Navarra.




Muchas veces, cuando la vida ‘me besa en la boca’, cosa que afortunadamente es muy habitual, digo que el universo conspira para que, de primera mano, siga haciéndome los caminos hacia la felicidad. Y aunque gran parte de las veces yo misma me agencie las cosas, casi siempre es así: un golpe de suerte, un momento, una persona, un haz de luz, una circunstancia o una casualidad o causalidad me llevan a regalarme cosas que poco o nada tienen que ver con dinero. Y repito, agradecida como la que más, “¡Qué pequeñas son mis manos con todo lo que la vida ha querido darme!”




Pero bien… Voy al punto.

En el 2020 un amigo me habló de una aplicación llamada Smule. Como cantar es algo que me gusta y que me da felicidad, además de ser un gran ejercicio para los pulmones, no lo pensé dos veces y me hice miembro.

Muchos de los que me conocen saben que Serrat es la banda sonora de mi vida; entonces queda más que claro que buscaría sus canciones para interpretarlas, aunque me resulte muy difícil por los tonos y por su tesitura. Encontré muchas, así que, ni corta ni perezosa, me puse a cantarlas. Fue así como coincidí con Pedro Puente, quien al escucharme interpretar tantas divinas canciones de mi Noi de Poble Sec, me escribió por privado, después de acompañarme en unas cuantas, para decirme que él conocía personalmente al Nano.

Como hay tanto loco suelto por ahí me dije: “Sí hombre, tú conoces a Serrat. Dale mis saludos”… Y no le hice mucho caso.



Pedro y yo seguíamos coincidiendo en los dúos y me volvió a escribir, esta vez más insistentemente: “Hola, Shayra. Vivo entre Asturias y Viana (en la vida había escuchado este nombre) y soy amigo de Alejandro, el coprotagonista de la canción «Juan y José». Hablamos cuando quieras, si te animas a darme tu número de WhatsApp”.


Se lo conté a mi esposo toda emocionada y le di mi número de teléfono a Pedro. Sí, ya lo sé, soy muy confiada; pero como digo usualmente, mi buena estrella siempre me acompaña y, hasta el día de hoy, nunca me ha pasado nada traumático.

Empezamos a hablar asiduamente (hablo del mes de octubre, 2021) y nos encontrábamos con regularidad en Smule… Hasta que un buen día me llama por videollamada y me dice: “¿Oye, quieres hablar con Alejandro? Es que la semana próxima quedaré a comer con él y podemos concretar un día y una hora para que charlemos y así lo conoces y le preguntas lo que quieras sobre su amistad con Juan (así le llaman en el pueblo vianés)”.

No podía estar más emocionada ni más feliz. Otra vez “la vida toma conmigo café”, me dije.


Para no salir del hilo conductor de la narración, dejo aquí el enlace de esa charla y así no me pierdo en mi escrito, como muchas veces:


Continúo… Después de hablar con Alejandro, quien me pareció un ser afable y sencillo, y con quien la charla, al igual que con Pedro, me pareció llana, fácil, y fluida, coordinamos para un posible encuentro en Viana el 16 de septiembre. Hablar con ellos me dejó una sensación de cercanía de tal magnitud que pareciese que nos hubiéramos conocido desde antes… ‘Desde siempre, desde lejos’, citando a Silvio.

Me comentaron los dos sobre el concierto que el Nano daría en Pamplona y para el cual Juanito donaría 45 entradas y proveería un autobús para trasladar a quienes asistiesen. ¡Y me invitaron! Yo sólo tenía que llegar allí. ¡No podía creer mi enorme suerte!




Y bueno pues, un día más, que se va colando, de contrabando”.

Llegó el viernes 16 y fue toda una osadía llegar allí. Había coordinado con Pedro, a quien todavía no había visto en persona, para coger el tren desde Zaragoza (haciendo un paréntesis en el encuentro de la Tropa Cósmica) y llegar a Logroño.

La noche anterior hubo actividades del encuentro, así que dormí apenas unas tres horas. Había pedido un taxi que me recogiera a las seis de la mañana para llevarme a la estación y así abordar el primer tren, haciendo un transbordo en Castejón de Ebro.

Estaba oscuro y había niebla y casi perdí el tren porque tenía sólo cuatro minutos para hacer el cambio de y las señalizaciones no eran las mejores. De no ser por un señor que trabaja allí y que me dijo “Corre que lo vas a perder; vete a la vía tres”, casi me quedo varada.

Llegué a Logroño a las 8:30 de la mañana y ahí estaba Pedro, esperándome con los brazos abiertos y demostrándome tanto cariño y tanta entrega, como si me conociera de toda la vida. ¡Hay tanta gente buena en el mundo!




Viana está a 12km de Logroño. Partimos hacia allá; Pedro me llevó a su empresa: ‘Vacunos Puente’, y me mostró todo lo que tiene que ver con la industria cárnica, los cortes, los envases al vacío, el control de calidad, etc. ; me mostró su casa y el lugar desde donde canta para acompañarme y luego fuimos a encontrarnos con Alejandro. Al llegar allí, al negocio de Mari Feli, la mujer de éste, fue encontrarme con un lugar familiar, como si fuera parte de su entorno o de su círculo de amigos de toda la vida; me hicieron sentir como en casa. La verdad no podía creer tanta generosidad y afecto por su parte, porque en ningún momento me sentí extraña.

Alejandro me llevó al lugar que ha sido testigo de grandes encuentros: las bodegas donde queda con Juan, como le llama, y donde se celebran en amistad desde los trece años.




Pedro debía volver a su trabajo para coordinar algunas cosas y quedamos para comer sobre las dos o tres de la tarde. Me llevo al hotel para que dejara mi equipaje; él me había hecho una reservación en el Palacio de Pujadas en la habitación “Serrat”, nada más y nada menos, pero no estaría lista hasta la tres de la tarde.

Esto se hace largo y yo no sé escribir poco, pero ya queda menos.


En vista de que Pedro tenía que volver a su trabajo hacer algunas cosas y Alejandro tenía que finalizar los detalles del autobús, las entradas y todo lo demás referente al concierto, me fui a caminar por el pueblo. ¡Qué gente tan maravillosa, tan linda, tan cercana!

No podía evitar tararear la canción "Juan y José" mientras caminaba por las calles de este pueblo que me hizo sentir tan bienvenida. Me fui al parque donde está el monolito de Serrat a hacer fotos y videos. Para mi sorpresa, de fondo sonaba la canción "Edurne" que es la única del repertorio serratiano que incluye el idioma euskera. Me fui al frontón aquel del que se habla en esa preciosa oda a la amistad, misma que me trajo a este pueblo al que Juanito lleva viniendo 1957.




Al caminar y explorar, un grupo de señoras me pregunta “¿Eres cubana? ¿Eres de Brasil?, porque tú no eres de aquí”. Eso bastó para que me invitaran a sentarme un rato con ellas, preguntarme cosas y así yo contarles un poco de este proyecto de vida que llamo "Shayra-Serrat, autobiografía en movimiento" y con el que se quedaron muy sorprendidas. De hecho, me he quedado en comunicación con una de ellas vía Facebook.

Estuve otro rato más con Alejandro y su esposa. También conocí a su hija, esa que aparece en un video que grabé antes de entrar al concierto y que compartí en su momento.


Al cabo de unas horas, Pedro fue encontrarme y nos fuimos a comer al asador de uno de sus clientes. A modo de anécdota vergonzosa les cuento que camino al restaurante me venció el sueño, no podía, por más que lo intentara, mantener los ojos abiertos y le rogaba a Pedro que me disculpara porque no sé qué me pasaba.

Al principio pensé que fue las pocas horas de sueño pero luego, haciendo memoria, me di cuenta que el día anterior me había tomado un Enantium, medicamento que me facilitó una chica en Morella (lo tomé a falta del ibuprofeno que habitualmente para el dolor) cosa que me provocó no sólo un malestar estomacal horroroso, impidiéndome degustar ese delicioso chuletón al que me invitó Pedro, sino que no me permitía mantener los ojos abiertos ni siquiera en el restaurante. Le pedí mil disculpas a Pedro, quien con tanta ilusión me invitó y le aseguré que no era que estaba me estaba aburriendo, sino que no podía mantenerme despierta.



Nos fuimos entonces al hotel para ver para que descansara un rato antes del concierto y me dejó allí, en la famosa habitación para luego quedar conmigo hora y media después, y así irnos a Pamplona.

Tal fue mi emoción dentro de la habitación que no pude pegar ojo, porque el éxtasis de estar ahí, viendo fotos de Serrat a lo largo de su vida, carátulas de discos, y sentirme tan cerca de este cantautor que he admirado desde hace tantos años, me imposibilitó sobremanera descansar. Así que me dispuse hacer fotos y videos que compartiré cuando termine de narrar lo mágico de este día y me di un baño para estar lista a las 6:45, hora en que quedamos de encontrarnos en el lugar donde abordaríamos el autobús.


Ya en el lugar donde nos dimos cita los 44 vieneses elegidos y yo, partimos hacia Pamplona. Entre las personas que acudieron, estaba el alcalde del pueblo, Goyo, con quien tuve una charla muy amena (foto debajo) y el historiador Félix Cañizaros, quien me hizo el trayecto más corto al contarme cosas sobre Serrat y sus años en Viana. No podía sentirme más agradecida con la vida por todos estos regalos en apenas unas horas. Como dije cuando partía hacia Logroño al día siguiente: ‘Apenas estuve 24 horas en Viana y ya tengo un mundo de gente’.

Compartiré los videos de la charla con Félix más adelante, cuando tenga el tiempo de editarlo y publicarlo en mi canal de YouTube.



Al llegar al arena, todos con el pañuelo puesto en el cuello, yo incluida, para identificarnos como la gente del Principado de Viana, vi a Queco, el hijo mayor del Nano, quien funge como tramoyista de esta gira de despedida… Y me provocó inmensa ternura cuando saludó a su tío Alejandro con tantísimo cariño. Es una imagen que mi pupila archivó, citando a Sabina, y que he guardado en esa parte de mi cerebro donde guardo las cosas bonitas… “Aquellas pequeñas cosas”, nunca mejor dicho. Le pedí una foto y accedió.


Cuando saludé a Berry, éste me dice: “Sé, porque lo tengo comprobado, que tú puedes aparecer en cualquier concierto de Serrat en cualquier parte … Pero ¡¿cómo coño te has colado aquí con la gente del pueblo de Viana?! Manda huevos”. Le contesté que voy utilizando anzuelos para pescar lo que quiero y lo que me llena de alegría.


Berry dio las entradas a Alejandro y éste nos la dio a nosotros. La tengo guardada como recuerdo. Y ahora que lo pienso, debía haber impreso las de Nueva York y las de Miami para enmarcarlas todas y que queden para la posteridad.

Entramos al recinto y Pedro me dice: “Calma los nervios que vamos a entrar todos a saludar a Serrat”.

Ya se pueden imaginar mi desenfreno; tenía taquicardia, me temblaban las piernas, me sudaban las manos y no me cabía la felicidad en el cuerpo.



Juan saludó uno por uno a los vieneses. Yo me quedé un poco atrás, por no ser más atrevida de la cuenta y aproveché para filmar un poco. Pasados unos minutos, Pedro me toma del brazo y me dice: “Ven, que le voy a pedir que te firme el libro que se publicó sobre la actividad social de Serrat en este pueblo que ama tanto”. Él le pregunta a Pedro que para quién era, y él le contesta: “Para Shayra”. Le perdono que haya mal escrito mi nombre (Zahira) porque ya estar frente a él de tal modo era un auténtico sueño.

Y entonces me pregunta Serrat: “¿Sois novios?”. Y le respondo: “No; no somos novios. Yo soy esa chica que cruza océanos y mares y que recorre ciudades por tu mención de ellas en las canciones. Te vi en Nueva York el 27 de abril, el 29 de abril en Miami y hoy estoy aquí, por pura admiración”. E insiste: “¿Pero sois novios?”. Y entonces ahí le respondí más atrevidamente: “No. Mi novio eres tú, has sido mi novio durante muchos años pero no te enteras”.

Y en ese momento, con ese gesto tan suyo, me cogió la cara con sus dos manos, así como le cogió la cara a Silvio Rodríguez en aquel homenaje a Aute, imagen que ha quedado inmortalizada, y me dio dos besos.


Y esta chica atrevida, como un día le dijo él a Berry sobre mí cuando vio mis fotos en Belchite, una vez más se cumplió los sueños y fue feliz al vivir en primerísima persona cada letra de uno de sus himnos de vida… Porque “la vida afinó con el pincel, y porque se me erizó la piel y faltaron palabras para nombrar lo que la vida ofrece a los que sabemos usarla… Y sí, fui feliz como un niño cuando sale de la escuela pues la vida se me ha brindado completamente en cueros”… Y todavía me dura la sensación de ‘pasearme por las calles en volandas y de sentirme en buenas manos’,

Ay! Vuelvo a llorar emocionada y vuelven a aflorar tantísimas sensaciones. ¡Que no se me quite nunca el vivirlo todo a tope y con tanta ilusión, ‘el ir conversando con la noche y con el viento’ y llenándome de todas esas cosas que hacen que la vida valga la pena.



El broche de oro de este día mágico lo puso un concierto grandemente entrañable, en el que el Nano hizo mención especial a la gente del pueblo de Viana y en el que conocí también, gracias a que ella me reconoció a través del grupo que tengo en Facebook, “Serrat, la banda sonora de mi vida”, a la sobrina y a la hermana de Alejandro, este hombre cariñoso, cercano y amable con el que he seguido en contacto a día de hoy y al que le agradezco infinitamente, junto con Pedro, claro está, que me acercara a mi mayor referente en la música y a quien admiro y quiero como la que más.


No hay gestos, ni detalles, ni palabras suficientes que logren demostrarles esta inconmensurable gratitud que me habita. Sólo puedo intentar, reiteradamente, decirles cuánto ha significado para mí este día, cuánto pienso en ellos y cuánto los quiero… Porque para querer y para que alguien se instale en tu corazón bastan sólo unas horas de cariño compartido.

¡Gracias, Nano. Gracias, Pedro. Gracias, Alejandro. Y gracias, vida!


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Astronauta, piloto militar, educador, Neil Armstrong nació el 5 de agosto de 1930, cerca de Wapakoneta, Ohio. Desarrolló una fascinación por el vuelo a una edad temprana y obtuvo su licencia de piloto de estudiante cuando tenía 16 años. En 1947, Armstrong comenzó sus estudios de ingeniería aeronáutica en la Universidad de Purdue con una beca de la Marina de los EE. UU.



Sus estudios se interrumpieron en 1949 cuando fue llamado a servir en la Guerra de Corea. Armstrong, piloto de la Marina de los EE. UU., voló 78 misiones de combate durante este conflicto militar. Dejó el servicio en 1952 y regresó a la universidad. Unos años más tarde, Armstrong se unió al Comité Asesor Nacional de Aeronáutica (NACA), que más tarde se convirtió en la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA). Para esta agencia gubernamental, trabajó en varias capacidades diferentes, incluido el de piloto de pruebas y de ingeniero. Probó muchos aviones de alta velocidad, incluido el X-15, que podía alcanzar una velocidad máxima de 4.000 millas por hora.


Armstrong se casó con Janet Shearon el 28 de enero de 1956. La pareja pronto se unió a su familia. Su hijo, Eric, llegó en 1957, seguido de su hija, Karen, en 1959. Lamentablemente, Karen murió de complicaciones relacionadas con un tumor cerebral inoperable en enero de 1962.





Armstrong enfrentó un desafío aún mayor en 1969. Junto con Michael Collins y Edwin E. "Buzz" Aldrin, formó parte de la primera misión tripulada de la NASA a la Luna. El trío fue lanzado al espacio el 16 de julio de 1969. Sirviendo como comandante de la misión, Armstrong pilotó el Módulo Lunar a la superficie de la luna el 20 de julio de 1969, con Buzz Aldrin a bordo. Collins permaneció en el módulo de mando.


A las 10:56 p.m., Armstrong salió del Módulo Lunar. Dijo: "Ese es un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad", mientras daba su famoso primer paso en la luna. Durante aproximadamente dos horas y media, Armstrong y Aldrin recolectaron muestras y realizaron experimentos. También tomaron fotografías, incluidas sus propias huellas.




Al regresar, el 24 de julio de 1969, la nave Apolo 11 se posó en el Océano Pacífico al oeste de Hawai. La tripulación y la nave fueron recogidas por el U.S.S. Hornet y los tres astronautas fueron puestos en cuarentena durante tres semanas.


En poco tiempo, los tres astronautas del Apolo 11 recibieron una cálida bienvenida a casa. Las multitudes se alinearon en las calles de la ciudad de Nueva York para animar a los héroes famosos que fueron honrados en un desfile de cintas de teletipo. Armstrong recibió numerosos premios por sus esfuerzos, incluida la Medalla de la Libertad y la Medalla de Honor Espacial del Congreso.


Armstrong permaneció en la NASA, sirviendo como administrador asociado adjunto de aeronáutica hasta 1971. Después de dejar la NASA, se unió a la facultad de la Universidad de Cincinnati como profesor de ingeniería aeroespacial. Armstrong permaneció en la universidad durante ocho años. Manteniéndose activo en su campo, se desempeñó como presidente de Computing Technologies for Aviation, Inc., de 1982 a 1992.


Murió a la edad de 82 años por complicaciones derivadas de una operación cardíaca.

Recordándole como un "reacio héroe estadounidense", su familia explicó en un comunicado que "sirvió a su nación con orgullo, como piloto de guerra de la Marina, piloto de pruebas y astronauta".

Sus primeras palabras, en lo sucesivo inmortales, -"Es un pequeño paso para el hombre, un salto gigante para la humanidad"- figuran en los libros de Historia.


Fuentes: History..com & Chicago Tribune

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