Un día Serrat me llamó por teléfono. Tengo un problema –dijo-. Siempre que voy a América Latina alguien me regla un tomo de tu Inventario (la colección de poemas completos de MB). Tengo como diez ejemplares de Inventario. Y cada vez que lo releo llego a la misma conclusión: allí hay mucho material para hacer canciones. Pero habría que trabajarlo”. -Mario Benedetti-
Lo trabajaron durante meses. En Madrid, en Barcelona, en Montevideo y en Buenos Aires. Por carta, por teléfono y por fax. Al fin reunieron unos veinte textos de los que les gustaban diez. Entonces Serrat voló a Uruguay y fue a visitarlo a Mario a su departamento de la calle Convención: “Ahora hay que pensar en el título”, le dijo. “A mí me gustaría que hablara del Sur. Pero no sólo de América del Sur sino de todos los Sures que hay en el mundo. ¿Me entiendes?”. Mario, perito en Sures, lo entendió perfectamente. Y cuando Serrat volvió de Punta del Este, donde había ido por un par de días, MB tenía una nueva letra y el título del disco: El Sur también existe. El disco fue un éxito, paro más en América Latina que en España. Quizás porque en el momento que salió, 1985, España vivía su borrachera europea y estaba poco dispuesta a pensar en sus muchos Sures. También han conseguido mantenerse en olor de popularidad las canciones “Todavía”, “Por qué cantamos” y “Vamos juntos”, que es otro de los himnos benedettianos: Con tu puedo y con mi quiero / vamos juntos compañero. “Por qué cantamos”, en cambio, fue elegida para recibir al Papa con un coro de dos mil voces.
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