Ana Bejerano se ganó un hueco en Mocedades compitiendo con más de 100 cantantes. Corría el año 1985 y el vacío que había dejado Amaya Uranga no se podía llenar con cualquiera. Por eso se eligió a una joven natural de Getxo (Vizcaya) que destacaba por su voz y ganas de aprender. Bejerano acababa de cumplir 24 años. Tenía estudios de Magisterio, muy buena mano con los niños pero lo suyo era la música. En Mocedades permaneció hasta 1993 y, más tarde, se incorporó en 2019 a la rama de Mocedades que lidera Javier Garay. También formó parte de El Consorcio. Siguió en la brecha hasta que la salud se lo permitió, sobre todo en coros y orquestas de jazz, con intérpretes de la talla de Miguel Salvador, Carlos Velasco y Edu Basterra.
La artista de ojos risueños y 'swing' meloso -adoraba a Billie Holiday y Ella Fitzgerald- falleció en la madrugada del domingo por una dolencia intestinal crónica. Tenía 60 años y muchos planes. Ofreció su último concierto en la terraza de El Mirador del hotel Igeretxe, a pie de la playa de Ereaga. En aquella ocasión cantó junto al guitarrista Edu Basterra y no faltaron temas como 'You've Got a Friend', 'Downtown', 'Yesterday' y 'Doralice'. Su debilidad siempre fueron el jazz, la bossa nova y las salas pequeñas, donde se podía crear un ambiente más íntimo que en los auditorios mastodónticos frente a miles de personas.
En su etapa de Mocedades registró tres álbumes ('Colores', 'Sobreviviremos' e 'Íntimamente'); intervino en la banda sonora de la serie de animación 'Las Mil y Una Américas'; participó en el disco 'Lliura Urdinak' con Amaya Uranga y más adelante grabó 'Todo tiene su sitio bajo el cielo' en las filas del grupo Txarango. Hace cuatro años lanzó 'Solitude', una antología de jazz, bossa nova y baladas. «Esta claro que salvo heavy y reguetón, Anita se atrevía con todo. Era una artista de primera fila y, al mismo tiempo, muy humilde. Se la admiraba y quería muchísimo, algo que no sucede con todos los intérpretes. Eso explica que tantísima gente, ya fuera de España, Colombia, México y Argentina, no dejara de mandarle cartas... Tenía ángel y carisma», destacaba el guitarrista Edu Basterra, al poco de conocer la noticia de su fallecimiento.
Precisamente junto al músico bilbaíno, una de sus parejas artísticas habituales, solía retomar Ana Bejerano los clásicos de Mocedades. Los bises obligados eran 'Loca', 'Secretaria', 'Eres tú', 'Dónde estás corazón' y 'Tómame o déjame'. El respetable siempre daba palmas, hacía los coros y lanzaba besos a la cantante. «¡Tremendo! La gente se agolpaba para pedirle autógrafos y sacarse fotos. Ella atendía todo el mundo, daba igual que actuara en un bar o en un estadio de fútbol. Era grande, grande de verdad». Hace apenas unos meses la cantante getxotarra dio su última gira por España con la rama de Mocedades que encabeza Javier Garay. Quería trabajar al máximo este año, para compensar el parón de la pandemia, Disfrutó de principio a fin con la música, una pasión que le daba vida.
Fuente: El comercio.
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