“La música tiene muchos registros y alguno de ellos no tiene, a veces, el reconocimiento que debería tener como hecho musical y como realidad social. Me refiero al rock. Con Miguel Ríos, el rock español alcanzó su auténtica categoría como arte musical y su más plena expansión de una nueva realidad social, sin la cual es imposible entender nuestra historia más reciente”.
Resulta cuando menos peculiar abrir la biografía de un Músico citando textualmente palabras de un Rey, Juan Carlos I, las pronunció en la primavera de 1993, con motivo de la entrega de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes a Miguel Ríos. Pero, monarquías al margen, son palabras que dan al clavo. Sin el rock, es imposible entender nuestra historia más reciente. Y sin Miguel Ríos, es imposible entender nuestro rock.
Miguel Ríos nació el 7 de Junio de 1944 en Granada. El menor de siete hermanos pasó una infancia normal en el colegio de Salesianos y en las calles del barrio de La Cartuja, su segunda escuela. Pronto encontró trabajo en el departamento de discos de unos grandes almacenes, donde se acercó a una música que todavía disfruta: el rock.
Y durante la década de los 60 llegaron canciones en clave rock como “Popotitos” (1962), “La pecosita” y “Da-do-ron-ron” (1963) o “El rock de la cárcel” (1970), mezcladas con ritmos del momento (Twist, Madison, Locomotion), tendencias USA (Surf), canciones francesas (“El ritmo de la lluvia”). También italianas (“Oh mi señor”), bandas sonoras de películas (“Serenata bajo el sol”), acercamientos a los Beatles (“Yesterday”), versiones de clásicos (“Unchained melody”) y retorno a los orígenes (“Vuelvo a Granada”) antes del éxito internacional.
En 1966 deja la discográfica holandesa Philips y ficha por la nacional Sonoplay, donde graba temas originales en los que colabora en los textos. Dos años después, ficharía por Hispavox donde cosecharía sus primeros grandes éxitos: “El río” y “Vuelvo a Granada”
En 1969, Miguel Ríos publica “Himno a la alegría” una adaptación del cuarto movimiento de la IX Sinfonía de Beethoven dirigida por Waldo de los Ríos. Vendió siete millones de discos en todo el mundo, copando los primeros lugares de las listas de éxitos en Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Japón, Suecia, Italia, Austria, Holanda, Canadá… “Supuso el que tomara conciencia de que podía cantar, escribir textos, utilizar la imaginación y construir algo sólido como un disco”, dijo Miguel Ríos acerca de este éxito internacional.
También, en 1969, Miguel Ríos publica su primer LP después de alcanzar un buen número de éxitos con sus EP y singles. En 1972, comienza a abrir brecha creando una nueva infraestructura para el rock español con sus “Conciertos de rock y amor”. En el repertorio de esta gira y del disco, clásicos como “Hound dog”, “Tutti fruti” y “Rock de la cárcel”. Miguel Ríos vuelve a los orígenes. Después llegarían discos como “Memorias de un ser humano”, “La huerta atómica” (pionero de las reivindicaciones ecologistas) y “Al-Andalus” (anticipándose al futuro éxito de la fusión entre el rock y la música arábiga), como paso previo a su segunda explosión de popularidad y ventas.
En 1978 diseña, dirige, y produce, “La Noche Roja”, patrocinada por Red Box, una marca de vaqueros. Fue la primera gira equipada en Inglaterra y donde, las mejores bandas del momento: Triana, Iceberg, Tequila, Salvador, Guadalquivir, el propio Miguel, y otras, pudieron tocar en igualdad de equipos de luz y sonido, que las grandes bandas anglosajonas.
En 1979, Miguel Ríos se embarca en el disco “Los viejos rockeros nunca mueren”. Fue el comienzo de una serie de éxitos que continúo en 1980 con “Rocanroll bumerang” (disco de oro y “Santa Lucía” como canción tótem) y, sobre todo, el doble LP “Rock & Ríos” (1982), que vendió 400.000 ejemplares y situó al rock español a nivel internacional en todos los aspectos.
Un año más tarde llegó “El rock de una noche de verano”, con vocación antinuclear y una gira de 32 conciertos por campos de fútbol y plazas de toros que atrajo a más de 700.000 espectadores. A este gran éxito le siguió el LP “La encrucijada” grabado íntegramente en los estudios Moulin Rouge de Londres, uno de los trabajos de los que más satisfecho está, según sus propias declaraciones.
Y durante la década de los 60 llegaron canciones en clave rock como “Popotitos” (1962), “La pecosita” y “Da-do-ron-ron” (1963) o “El rock de la cárcel” (1970), mezcladas con ritmos del momento (Twist, Madison, Locomotion), tendencias USA (Surf), canciones francesas (“El ritmo de la lluvia”). También italianas (“Oh mi señor”), bandas sonoras de películas (“Serenata bajo el sol”), acercamientos a los Beatles (“Yesterday”), versiones de clásicos (“Unchained melody”) y retorno a los orígenes (“Vuelvo a Granada”) antes del éxito internacional.
La vocación latinoamericana y solidaria de Miguel Ríos se puso de manifiesto también en 1986 cuando organizo los primeros “Encuentros de Rock Iberoamericano”. Durante tres días, actuaron en el Palacio de los Deportes (Madrid) lo mejor del rock mexicano, argentino, chileno, brasileño, venezolano y español, ofreciendo por primera vez al público español la oportunidad de acercarse a artistas sepultados por el poderío económico del rock anglosajón. Fue una apuesta impagable por la identidad latina, que todavía hoy continúa dando frutos.
La conexión “latina” de Miguel Ríos es evidente. Desde que supo que algunas compañías en México usaban su Rock&Ríos como disco de cabecera para los rockeros insurgentes, no dejo de intentar ir a Latinoamérica a intercambiar experiencias y para compartir canciones. Su concierto del 87 en la Plaza de Toros de la ciudad de México, está considerado por algunos, como un verdadero parte aguas del rock en español en la ciudad más grande del mundo. Este mismo año, Miguel recibe la Medalla de Oro de la Ciudad de Granada, el primer reconocimiento, de los muchos, que le brindaría su patria chica. Al mismo tiempo, Miguel Ríos recreó en TVE la historia del rock español en un documento imprescindible para nuestra memoria musical (“Que noche la de aquel año”), a través de 27 programas que recibieron el Premio Ondas de Radio y Televisión. De la serie que ideó Miguel, se editaron 2 LP’s Dobles con el mismo título, con los duetos con sus numerosos invitados.
Le siguieron dos nuevos discos (“Miguel Ríos” 89-90, “Directo al corazón”), giras por Latinoamérica, nuevos programas de televisión (“Fiebre de sur”, en Canal Sur TV 93-94), recopilatorios (“Así que pasen 30 años” 1992), más premios Ondas (1993, por su trayectoria artística) y… En 1993, Miguel Ríos recibe La Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
En el verano de 1996 comienza la gira más espectacular de la música española junto con Ana Belén, Víctor Manuel y Joan Manuel Serrat, “El Gusto es Nuestro”. Más de 500.000 espectadores en 34 conciertos en Plazas de Toros y otros grandes espacios que dio lugar a un CD, un programa de televisión y un libro “Diario en Ruta”, escrito por Víctor Manuel.
Antes de finalizar el año realiza una gira en Latinoamérica acompañado por una de las mejores bandas de rock de nuestro país. En 1997 Miguel Ríos cumplió 35 años en la música y lo celebró haciendo una gira a nivel nacional arrasando en Auditorios y Teatros acompañado por una Big-Band de 16 músicos de reconocida trayectoria en el panorama musical, diseñando un espectáculo intimista en el que él considera su aventura más arriesgada, novedosa, romántica y enriquecedora de los últimos años. Y sin parar el motor siguió una gira de verano. A final del 97 inicia un tour irrepetible por Latinoamérica con “El Gusto es Nuestro”, durante más de dos meses, en los que Ana, Miguel, Víctor y Joan, acompañados por un enorme despliegue de músicos y técnicos, consiguieron emocionar a miles de personas en el continente americano.
Una idea que rondaba en su cabeza hacía tiempo era la creación de un sello discográfico. En mayo de 1.998 hizo la presentación en sociedad de su nuevo proyecto Rock & Ríos Records, un sello independiente que crea un espacio en el que se respira el rock en todos sus mestizajes y estilos, siendo la latinidad su territorio. El primer lanzamiento es “Bip…Bip…aquí la Tierra”, el debut del grupo Gran jefe, un cuarteto formado por músicos de primera línea: Jaime Asúa, Osvi Greco, Rafa J. Vegas y Ramiro Penas. Con su nueva compañía grabó en el Teatro de la Maestranza de Sevilla su nuevo disco “Big-Band Ríos”. Un doble CD en directo, único en su género, en la discografía nacional. Contiene parte del mejor repertorio de Miguel Ríos, sobretodo el más apropiado para una formación musical de Big-Band. Una mezcla en los arreglos musicales de toques clásicos, gusto contemporáneo y contundencia rockera dan la oportunidad a Miguel, para expresar su madurez vocal y conseguir uno de los trabajos más variados de su carrera. En abril de 1999 el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales reconoce la larga trayectoria profesional de Miguel Ríos concediendo la “Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo”.
En 1999 graba un doble CD para RCA: “Ana Belén, y Miguel Ríos: Cantan a Kurt Weill”. Una experiencia arriesgada, nacida del concierto dedicado a las canciones de Kurt Weill y Bertold Brecht celebrado en Auditorio Manuel de Falla, de Granada. Durante el mítico año 2.000 Ana Belén y Miguel Ríos, actuaron en una gira como solistas invitados de la Orquesta Ciudad de Granada, dirigida por Josep Pons, junto a Luis Vidal Trío, en Festivales de Música Clásica y en los mejores Auditorios de España.
Durante el cambio de siglo, Miguel Ríos también participa en diferentes colaboraciones musicales como intérprete de algunos temas, tal es el caso del disco homenaje al fallecido Enrique Urquijo de los Secretos, así como también el disco homenaje a Carlos Cano y Antonio Flores, y trabaja en la idea de hacer un disco en colaboración con los mejores exponentes del rock cantado en español: “Miguel Ríos y las Estrellas del Rock Latino”, este trabajo salió al mercado en septiembre de 2001.
Miguel Ríos fue nominado en los Grammy Latinos como mejor cantante de Rock del año. En Noviembre del 2001 se inicia una nueva gira en donde nuevamente Miguel Ríos va a la vanguardia de los últimos avances tecnológicos. Ante la imposibilidad de poder contar con los invitados en directo, Miguel diseñó un espectáculo audiovisual absolutamente novedoso a nivel mundial, que combinaba la presencia virtual mediante HOLOGRAMAS de dichos artistas, con la actuación en directo de Miguel Ríos y su banda.
El día 26 de enero de 2018, la Universidad Miguel Hernández de Elche, otorga el título de Doctor Honoris Causa a Miguel Ríos, por su contribución a la difusión de la cultura urbana representada por el rock. La UMH tiene entre sus materias propias una Cátedra Institucional de Rock, además de una larga experiencia de actividades docentes alrededor de la música que cambió el siglo XX.
Desde que dejara las giras mastodónticas, ha intervenido en infinidad de conciertos solidarios, recaudando dinero y prestando su voz para difundir la idea de que no es caridad lo que se necesita, sino justicia. Las dos últimas para la campaña de 2014 “Un juguete una ilusión” de RNE en el Teatro Monumental y el día 5 de enero de 2015 en el Teatro Real con la BSMM para la Fundación Isabel Gemio para el Estudio de las enfermedades raras. Sigue apareciendo en discos de muchos compañeros, compartiendo la emoción del directo y matando el enorme síndrome de abstinencia que, dicen, produce el dulce veneno del aplauso. El día 20 de mayo de 2016 la Universidad de Granada lo nombra Doctor Honoris Causa, en Hospital Real de Granada.
Miguel Ríos es una artista fundamental, que siempre ha mantenido dignidad artística y compromiso social. Sin el rock es imposible entender nuestra historia y sin Miguel Ríos es imposible entender nuestro rock. Palabras rescatadas del discurso de entrega de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, pronunciadas por el Rey Juan Carlos.
Miguel Ríos recuerda con nostalgia los cines de verano de su Granada natal, los cortos del Gordo y el Flaco o lo mucho que le impresionó de pequeño “Marcelino, pan y vino”. Ya de joven recuerda que le marcó mucho una película titulada "La historia de Tommy Steele" sobre este pionero del rock and roll británico que le sirvió como ejemplo para iniciar su carrera de cantante.
También habla con cierto sonrojo de las dos películas en las que participó como actor: “Dos chicas locas”, junto a Pili y Mili y Tito Mora, y “Hamelin” en la que conoció al veterano Miguel Ligero, todo un clásico del cine español, que intentaba darle consejos de interpretación. “Era inútil –confiesa Miguel– porque yo era malísimo. No podía dejar de mirar fijamente a la cámara y el director venga a regañarme. Si alguna vez caen en vuestras manos esas películas no las veáis, por favor, son un horror.”
Fuentes: página Miguel Ríos y Cadena Ser
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