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La amistad entre Silvio Rodríguez y Luis Eduardo Aute. Un retrato del filipino para el cubano

La amistad entre Silvio y Aute data de la década de 1970 y también se plasmó en colaboraciones musicales y sobre los escenarios, la última vez en mayo de 2016, cuando cantaron juntos "Al Alba" en Madrid pocos meses antes del infarto que obligó al español a retirarse.

Transcribo una de las tantas charlas entre estos dos seres hablando de esta maravillosa amistad... Más bien hermandad, como le llamaba Silvio.


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Retrato de Silvio Rodríguez por Luis Eduardo Aute. Madrid, 1985


La amistad entre Silvio y Aute data de la década de 1970 y también se plasmó en colaboraciones musicales y sobre los escenarios, la última vez en mayo de 2016, cuando cantaron juntos "Al Alba" en Madrid pocos meses antes del infarto que obligó al español a retirarse.

Transcribo una de las tantas charlas entre estos dos seres hablando de esta maravillosa amistad... Más bien hermandad, como le llamaba Silvio.


Tal vez quede la esperanza en un nuevo milenio. Proponen, sí, su fe en una vuelta a la artesanía, "porque lo que frena la creación es que el muchacho que coge una guitarra, lo que quiere es grabar enseguida y sabe que si hace cosas demasiado raras no le graban: el papel represivo del comercio. ¿Y quienes son los dueños?, tienen nombres anglosajones".

El muchacho se siente nadie en su habitación. Y ellos, culpables de haber adoptado el sistema "con tanta prolijidad que parecemos más papista que el Papa" (Silvio).

Van hacia el fin del milenio, al surgir del nuevo siglo con el escenario por montera y la fe en lo diminuto, artesanía. Y un referente poético: Habana-Manila. Últimas colonias, una historia común, idéntico trópico.

-Eduardo siempre que llega a Cuba me dice: Tú no sabes cómo me siento en Filipinas cada vez que estoy en Cuba.


-Ya verás Silvio como a ti te va a pasar lo mismo allí. Aute, que marchó con 10 años y jamás volvió. "Dicen que cuando uno vuelve a su origen es que le queda poco para el final".


Superstición. Luis Eduardo Aute tiene síndrome de Superman: "Sensación de venir de otro planeta. Cuando vengo a Cuba vuelvo a mi infancia, el color, los olores..."


En los estudios Abdala se encuentran cinco músicos cubanos y dos españoles. Han traído de Madrid una guitarra española para Rey Guerra, el acompañante de Silvio, que la rasga y dice, "dulce, dulce". Ernan López-Nussa (referente obligado del jazz cubano) y Gonzalo Lasheras comandan el encuentro de dos mundos que sólo en apariencia hablan el mismo idioma.

Buscan adaptar los temas a uno y otro terreno, según se preste. "Hemingway delira", de Luis Eduardo Aute: "Éste os lo cedemos, porque es, en esencia un son, o un son-son", o un son gallego que mezclado en la jerga de los músicos cubanos, así montuno, termina cazando la pelea. Ellos sabrán. "Yo soy filipino", tercia Aute, "así que hagan ustedes lo que quieran".


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Luis García Gil sobre Luis Eduardo en su libro "Aute, lienzo de canciones" "Aparece en escena con el porte enjuto y la expresión melancólica. Toma su guitarra y se apresta a dibujar el infinito con las alas del verso encabalgado a la noche. Todavía canta “Al alba” y logra que el auditorio se estremezca. Huye de la artificiosidad y elige la canción como forma suprema de conocerse a sí mismo, de cavilar y de alcanzar la belleza. También pinta, hace cine y escribe poemas. Se trata de Luis Eduardo Aute, viajero exquisito de las palabras, cantautor en la acepción más enriquecida de un término que algunos siguen cargando de prejuicios. Con Serrat y Sabina viene a completar una especie de trinidad de la canción de autor en España".


Fuentes: El Mundo, El Universal y la página de Luis García Gil.

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