Sonido de cacerolas. El mazo golpeando un utensilio que sirve para cocer arroz. Se escucha el eco del último estruendo metálico. Unos segundos de silencio. E irrumpe La marsellesa, ocho segundos. Luego, empastan las voces de ellos, los Beatles: “Love, Love, Love”. “Amor, amor, amor”. Todo resulta espontáneo en esta nueva vida de virus acechando detrás de las farolas. Y espontáneo ha sido cómo algunos vecinos madrileños han querido responder a las caceroladas contra el Gobierno de Pedro Sánchez. All You Need Is Love, de The Beatles, es el tema elegido, la respuesta hippy de John Lennon a aquel inquietante final de los años sesenta, con la guerra del Vietnam desangrando a muchos jóvenes y la enloquecida carrera de las dos grandes potencias por fabricar las armas más letales.
La historia de All You Need Is Love está envuelta en esa trascendencia con la que los cuatro de Liverpool se manejaron en sus 10 años de existencia conjunta. Se iba a realizar la primera emisión vía satélite en directo y a todo el mundo. Fue el 25 de junio de 1967 y se decidió que aquello debía llevar un título global acorde con un acontecimiento que verían 700 millones de personas: Our World (Nuestro mundo). El 26 de mayo el cuarteto había editado su obra maestra, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, un manifiesto musical que cambiaría la historia de la música pop, el que para muchos especialistas es el mejor disco de rock de todos los tiempos. La banda estaba en racha, una expresión que en los Beatles era pura rutina: siempre ofrecían música excelsa.
El 19 de junio una televisión británica entrevista a Paul McCartney. Una de las preguntas es a bocajarro: “¿Es verdad que ha tomado drogas?”. McCartney responde: “Os diré la verdad, pero si dais la noticia será responsabilidad vuestra. Sí, he tomado LSD”. La información se dio, claro. Al día siguiente estaba en varios periódicos y se levantó una gran polvareda. Como pasaba casi siempre, McCartney se adjudicaba los grandes titulares de prensa sobre The Beatles (ocurrió también cuando se retiraron) cuando no era la voz más adecuada, como en este asunto. “El caso es que llevábamos un año y medio intentado que Paul probara el LSD. Y, de repente, va y lo dice. Creo que se tenía que haber callado, porque se montó un gran escándalo”, comentó luego el prudente George Harrison.
El 25 de junio llegó en este ambiente Our World. Participarían 24 países y se sucederían las conexiones, en plan Eurovisión, para que cada uno ofreciera lo mejor de cada casa. Fueron dos horas de programa. Cuando tocó el turno a España, se vieron unas borrosas y mareantes imágenes del mar de Huelva, con embarcaciones donde los pescadores capturaban atunes y truchas. Una monótona voz en off relataba: “Nuestra moderna flota recorre los mares como antaño hicieron los navegantes y descubridores. La producción de pescado congelado español está a la cabeza de Europa”.
Los últimos en participar fueron The Beatles, representando al Reino Unido. La canción era de Lennon (aunque se firmó, como era habitual, Lennon / McCartney), que la había compuesto a contra reloj especialmente para el programa. El por entonces manager del grupo, Brian Epstein, contó así el origen del tema: “No dudé ni un solo momento en que harían algo maravilloso. El compromiso para el programa se había acordado unos meses antes. El momento se iba acercando y no habían escrito nada, pero días antes se sentaron a componer. Se terminó en 10 días”. Epstein falleció poco después, el 27 de agosto de ese mismo 1967, con 32 años, a causa de una intoxicación de barbitúricos.
Se organizó como una gran fiesta. The Beatles se pusieron sus mejores prendas psicodélicas, con casacas rosadas y moradas. “Estuve despierto toda la noche anterior al programa, pintándome la camisa”, dijo Paul McCartney. Globos de colores flotaban por el estudio. Un empeño colorista en vano, ya que la emisión fue en blanco y negro (más tarde se vio una versión en color). Una orquesta acompañó al cuarteto, que tocó sentado en unos taburetes.
Había público esparcido por el estudio, sentados. Entre ellos ilustres como Mick Jagger, Keith Moon, Keith Richards, Marianne Faithfull, Graham Nash o Eric Clapton. Un ambiente de aristocracia hippy, relajado, casi espiritual. Todos movían la cabeza al agradable ritmo de la canción. Algunos daban palmas (como el cantante de los Rolling Stones). “No hay nada que puedas saber que no se sepa. / No hay nada que puedas ver que no se haya mostrado. / No hay lugar al que puedas ir en el que no estés destinado a estar. / Todo lo que necesitas es amor”, canta Lennon.
El programa lo vieron 700 millones de personas en todo el mundo. Si les quedaba algo por conquistar a los Beatles, All You Need Is Love se encargó de lograrlo. La canción se ha ido escuchando en todas las décadas posteriores, en emisoras de radio, anuncios de televisión, películas y, por supuesto, en versiones interpretadas por otras bandas.
En la pasada edición de Mad Cool, en Madrid, el líder de Oasis, Noel Gallagher, cerraba la actuación con esa misma canción. Fue el momento más emocionante del festival: 50.000 personas coreando: “All you need is love”. Uniformados hoy con mascarillas y guantes, ese momento sudoroso y fraternal se ve tan borroso que parece que ocurrió en otra vida.
Por Carlos Marcos.
Me encanta que me cuentes cosas. Gracias, carnaliux.
Cuenta la leyenda urbana que ese día cuando le dijeron la audiencia que iban a tener , John Lennon se desmayó 10 minutos antes de que entraran al aire , y cuando sale a cantar , se ve que está masticando algo . Es una hoja de coca , para que se le bajaran los nervios .