No conocía a Sade hasta el año 1987 cuando, estando en la universidad, la gente me decía de mi parecido con esta cantante. Luego busqué imágenes y constaté que sí, que me daba un aire cuando solía peinarme así y llevaba la boca pintada de rojo.
Helen Folasade Adu, más conocida como Sade, nació el 16 de enero de 1959 en Ibadan, Nigeria. A los cuatro años sus padres se separaron, y cuando cumplió once se fue a vivir con su madre a Inglaterra, donde se interesó por la música desde muy joven.
A los 17 años ya tocaba la armónica con un grupo llamado Arriva, y en 1983 un cazatalentos la descubrió cantando mientras trabajaba en un puesto callejero en el mercado de Camden. Así fue como formó su propia banda, Folasade, que después recortó su nombre al que todos conocemos.
Su primer single, «Your love is King», fue su primer gran hit. Pero el siguiente, «Smooth Operator», fue mucho más allá y se convirtió en una de las canciones esenciales de la década. Curioso siendo los ochenta: su letra lanzaba una crítica del materialismo. Algo que ella misma terminaría aplicando a su propia vida, en un frágil equilibrio con su imagen de mujer hiper-estilosa y a la moda.
En 1985 publicó su segundo álbum, «Promise», otro súperventas al que siguieron «Stronger Than Pride» (1988) y «Love Deluxe» (1992), dos trabajos que, si bien no tuvieron el duende de los primeros, la mantuvieron en lo más alto del Olimpo pop ochentero.
Precisamente en 1992 rompió de forma turbulenta su relación sentimental con el director de cine español Carlos Pliego (con el que vivió en Madrid durante varios años), y entonces, con más de 40 millones de discos vendidos y una trayectoria fulgurante, Sade decidió alejarse de la industria por primera vez durante ocho largos años. La prensa de la época, que se hacía de oro cada vez que sacaba su belleza de ébano en sus portadas, no quiso perdonárselo: en cuestión de meses empezaron a aparecer informaciones no verificadas ni contrastadas, que aseguraban que Sade tenía problemas mentales e incluso que sufría una terrible adicción a las drogas, algo que parte del público se tragó: ¿qué otra razón habría para rechazar el éxito?
«Me pareció que mi hija era más importante que mi carrera». En todo este tiempo no he dejado de cantar, pero en mi casa», dijo la artista al regresar en el año 2000 con «Lovers Rock». Su niña, Ila Sade, había nacido en 1996, fruto de su relación con el productor jamaicano Bob Morgan.
A pesar de su retiro temporal, nadie se había olvidado de ella: la gira de presentación facturó 30 millones de euros. Pero, ¿qué hizo ella al terminarla? Volver a retirarse, esta vez, por más tiempo: diez años. Durante todo ese parón sólo reapareció en público dos veces, ambas en 2002: Una para recibir la Orden del Imperio Británico y otra para participar en la grabación de un recopilatorio de homenaje a Fela Kuti, el gran héroe nigeriano del afro-beat.
Cuando todo el mundo la daba por retirada, Sade dio su último golpe de efecto. En 2010 volvió al mercado discográfico con «Soldier of Love», un álbum que, contra todo pronóstico, no estaba en absoluto descontextualizado ni sonaba pasado de moda. Al contrario, fue un éxito de ventas abrumador, y la gira no recaudó treinta sino cincuenta millones de euros.
A Sade le basta con tener dinero de sobra para vivir. No necesita la adulación de la prensa, ni de la industria, ni de sus seguidores (tiene una cuenta de Twitter que lleva dos años sin lanzar un solo mensaje), y tampoco necesita sentirse añorada. En estos últimos diez años sólo ha reaparecido en dos ocasiones. La primera en abril de 2018, con una canción para la película de Disney «Un pliegue en el tiempo» que llevaba por título «Flower of the Universe»; y la segunda en noviembre del mismo año, también con una canción original para la película «Widows», llamada «The Big Unknown». Dos años antes, en 2016, su hija Ila había anunciado al mundo que empezaba una nueva vida como hombre transgénero.
Tras estos dos lanzamientos se dispararon los rumores sobre un nuevo disco en 2019. Pero ya estamos en 2020 y no hay noticias al respecto. «Entendemos su compromiso con el arte, y no se le está presionando para sacar el álbum pronto», dicen desde su sello discográfico, Epic. «Sade no está interesada en la fama ni en nada similar. Ella está interesada en sacar arte. Así que cuando esté listo, saldrá». Mientras tanto, la primera gran diva del neo-soul vive tranquila en un pueblecito de la campiña inglesa, lejos del mundanal ruido, preparando, quizá, un nuevo regreso
Fuentes: ABC & Busca biografías
Me gustó su historia.
a mi y a Víctor nos encantan sus canciones me fascina su originalidad !!