La Habana, 29 de octubre de 1930. Una de las más excepcionales cantantes cubanas, nombrada “la novia del feeling”, y más recientemente reconocida como “la diva del Buena Vista Social Club”.
Omara, nació en el barrio de Cayo Hueso de La Habana, y su primera escuela fue escuchar y cantar sus canciones favoritas, como “La bayamesa” de Ernesto Grenet y Sindo Garay (también interpretada por Compay Segundo en Buena Vista Social Club). Estas fueron sus primeras lecciones informales de canto, y dichas canciones pasaron a formar parte de su repertorio de toda la vida.
Antes de dedicarse a la canción, sin embargo, Omara probó fortuna, por obra del azar, en el mundo de la danza, siguiendo los pasos de su hermana Haydee, que formaba parte de la compañía del prestigioso cabaret Tropicana. Fue su madre quien la convenció para que no dejara pasar la oportunidad, y así empezó una carrera como bailarina que la llevó a integrar el cuerpo de baile del cabaret Tropicana, fue una de Las Mulatas de Fuego; bailó en el conjunto del coreógrafo Alberto Alonso, con el que actuó en el teatro Radiocentro, en El güije y El solar; en el cuerpo de baile de Roderico Neyra (Rodney); y a formó una célebre pareja con el bailarín Rolando Espinosa. (Por esa experiencia, en 1961 trabajó como profesora de bailes populares en la Escuela de Instructores de Arte).
En 1947, Omara ingresó en un grupo donde se cantaba estándares norteamericanos junto a César Portillo de la Luz, José Antonio Méndez y el pianista ciego Frank Emilio Flynn. Se hacían llamar Los Loquibamba y el estilo que practicaban, una versión cubanizada de la bossa nova con alguna pincelada del jazz norteamericano, se conoció como “feeling” o “filin”. En su debut radiofónico, Omara fue presentada como “La señorita Omara Brown, la novia del filin”.
En 1951 pasó, en sustitución de Elena Burke, al cuarteto del pianista y compositor Orlando de la Rosa, con el que viaja a Estados Unidos, integrado entonces por Aurelio Reinoso, Roberto Barceló y Adalberto del Río y actúa en Nueva York (Teatro Palace), Filadelfia, Cincinatti, Nevada y en Canadá.
Durante cerca de un año forma parte de la orquesta femenina Anacaona, con la que viaja a Haití. En 1952, Omara y Haydee formaron, con Elena Burke y Moraima Secada, un cuarteto vocal, dirigido por el pianista Aida Diestro, y que se convertiría en uno de los grupos más importantes en la historia de la música cubana, a pesar de que la formación original solamente grabó un sencillo, en 1957 para Victor RCA. Omara permaneció en el Cuarteto Las D’Aida 15 años.
Magia Negra, el disco de debut de Omara, apareció en 1959. En él, la cantante apostaba por combinar la música cubana con el jazz norteamericano, e incluía versiones de “That Old Black Magic” y de “Caravan”, de Duke Ellington. A pesar de haber editado su primer trabajo en solitario, Omara Portuondo siguió en el seno de Las d’Aida hasta 1967.
Su carrera como solista la desempeña cuando el entonces director de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), Giraldo Piloto, le propuso ―motivado por el segundo disco de ella― participar como representante de la firma discográfica Areíto en Polonia, oportunidad que supo aprovechar para lanzarse como solista en un escenario internacional.
Actuó en los teatros Alkázar, Campoamor, Martí, Casa de las Américas, en esta última, acompañada por Martín Rojas, Eduardo Ramos y otros. Se presentó por las radioemisoras Mil Diez, CMQ, Radio Progreso.
Grabó con la orquesta del pianista y compositor Julio Gutiérrez, y con el cantante chileno Lucho Gatica.
Esta armonía que logran estas mujeres con una sincronización perfecta es maravillosa.
Con Las D’Aida, Omara trabajó en los cabarets La Campana, Tropicana, Sans-Souci, Montmartre, Club 21, Parisién del Hotel Nacional, y realizaron giras por Venezuela, México (actuaron en el cabaret Afro), Puerto Rico, Estados Unidos (se presentaron en el hotel Fontainebleau, de Miami), y en esa misma ciudad como parte del show del cabaret Tropicana, en el programa de Steve Allen.
Con el grupo de percusión Los Papines viajó a Japón, participó en los festivales de Cannes, Francia; Orfeo de Oro, Bulgaria, donde obtuvo el primer premio por la mejor interpretación; Lira de Oro, Bratislava, Checoslovaquia; Dresden y Schelager, Alemania; y el de los diarios L’Humanité y L’Unitá en Francia e Italia, y Aguas Dulces, Lima, Perú.
En Cuba se presentó en los festivales del Creador Musical, Benny Moré in Memoriam, Ignacio Piñeiro in Memoriam, Música Popular de Varadero, Fiesta de la Música Cubana, así como en los concursos Adolfo Guzmán y Mi canto a la Ciudad. Viajó a Estados Unidos con el espectáculo Tropidanza, junto a la orquesta de Enrique Jorrín.
Además de los países mencionados, Omara Portuondo hizo giras por América Latina a Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Panamá, República Dominicana y Colombia; de África, Argelia; de Europa, Rumania, Polonia, Rusia, Finlandia, España, Italia, Suecia, Noruega, Holanda, Inglaterra y Suiza.
Omara ingresó en una de las orquestas más importantes del país, la Orquesta Aragón, con la que viajó por todo el mundo, y, con posterioridad, grabó varios discos, como el que hizo con Adalberto Álvarez en 1984 o Palabras y Desafíos, ambos para el sello español Nubenegra y en los que estaba acompañada por Chucho Valdés.
Sin embargo, el hecho que catapultaría definitivamente a Omara Portuondo al lugar al que, por derecho propio pertenecía, llegó a mediados de los noventa (1996), de la mano del cine. Después de participar en las sesiones de grabación de Buena Vista Social ClubTM (World Circuit), donde cantó “Veinte años” junto a Compay Segundo, Omara Portuondo emocionó al público y se emocionó en la pantalla al interpretar con Ibrahim Ferrer un tema tan desgarrador como “Silencio”. Al igual que para el resto de músicos veteranos de aquel proyecto, aquello marcó un nuevo punto de inflexión en sus carreras que habría de llevarlos en los años venideros por todo el mundo y a grabar diferentes trabajos al frente de una banda de ensueño que reunía a grandes de la música cubana como Rubén González, Orlando “Cachaíto” López o Manuel “Guajiro” Mirabal.
Omara fue la protagonista del tercer lanzamiento de Buena Vista Social Club, Buena Vista Social Club presents… Omara Portuondo (World Circuit). Editado en el año 2000. Su segundo álbum en solitario para World Circuit fue Flor de Amor (World Circuit), un disco marcado por un sonido más sutil y rico en texturas, con una mezcla de músicos cubanos y brasileños, y este es, precisamente, otro de los factores que influyen en el estilo característico de la obra.
En 2004, la Cruz Roja Internacional la nombró Embajadora Internacional, convirtiéndola en el primer artista cubano que alcanza semejante distinción, y Flor de amor fue nominado en los premios Grammy en la categoría de Mejor Disco Tradicional Tropical. No fue esa, sin embargo, la única mención que recayó sobre el disco. En la gala de la 16ª edición de los Billboard Latin Music Awards, en 2005, el disco se alzó con el premio al Mejor Disco Tropical del Año
Grabó en Río de Janeiro, secundada por músicos cubanos y brasileños, el dico Omara Portuondo e Maria Bethânia (Bicoito Fino 2007), una colección de canciones de ambos países.
En 2008, Omara prosiguió con Gracias (Montuno Producciones), el disco con el que la cantante cubana celebró su sexagésimo aniversario de carrera y que fue galardonado con el Grammy Latino 2009, en la categoría de “Mejor Álbum Tropical Contemporáneo”. Omara estuvo presente en la ceremonia e hizo historia como primera artista residente en Cuba en subir al escenario de los Grammy Latinos para presentar uno de los premios.
En el 2010, Omara lanza, Omara & Chucho (Montuno Producciones) en primavera de 2011, donde se reúne en un mismo proyecto a dos músicos tan reputados y solicitados como Omara y Chucho Valdés, 14 años después de su último álbum juntos
A finales de 2011, en Cuba, lanzó el álbum Reír y Cantar (Bis Music) donde Omara interpreta clásicos del repertorio infantil. Este álbum fue nominado a los premios Grammy Latino en la categoría de Mejor Álbum para niños.
Omara Portuondo, de la mano de Disney, interpretó la versión en español de uno de los personajes del éxito de taquilla: The Princess and the frog (Tiana y el sapo). En la cinta animada, la cantante cubana interpretó a Mama Odie, una hechicera buena y ciega que vive en los pantanos de Luisiana. La banda sonora de la película es un exquisito compendio que incluye jazz, gospel, blues y zydeco. Un nuevo acercamiento al cine de animación se produjo en enero de 2011 cuando prestó su voz a El Camino de las gaviotas, un corto animado coproducido entre Cuba y Brasil.
Omara asumió el rol de narradora de la historia y abuela de la protagonista, una pequeña llamada María Soledad. En este nuevo trabajo interpretó la canción de cuna “Duérmete mi niño”, en español y en portugués.
La vida de esta excepcional cantante fue recogida por Oscar Oramas Oliva en su libro: Omara, los ángeles también cantan y llevada al celuloide por el cineasta Fernando Pérez en el documental Omara.
Fuentes: Sitio oficial de Omara y Ecured
Gracias a ti, siempre.
¡Qué buena selección de videos! Mientras ella esté bien, que sea mucho tiempo más con Omara. Gracias, Maeña.