Tanto Rubén Blades y Willie Colón, como también los cronistas especializados que catalogaron al disco como "Salsa conciente", apuntan a la universalidad latinoamericana del disco. Con sus historias urbanas y sus mensajes políticos, Siembra hacía sentido en cualquier ciudad del continente.
1978. Un joven abogado y músico panameño, Rubén Blades, junto a un joven pero ya experimentado trombonista Willie Colón, lanzaron el disco Siembra. Prometía ser un disco más de salsa, pero desde sus primeros segundos sorprendió por una arriesgada apuesta. Su primera canción, “Plástico”, cuenta con un preludio de 35 segundos de música disco.
No era todo. La canción, como prácticamente la totalidad del disco, era esencialmente política; crónicas urbanas y mucha crítica social era la apuesta estética del álbum.
“Ella era una chica plástica de esas que veo por ahí
De esas que cuando se agitan sudan chanel number three
Que sueñan casarse con un doctor
Pues el puede mantenerlas mejor
No le hablan a nadie si no es su igual
A menos que sea un fulano de tal
Son lindas delgadas de buen vestir
De mirada esquiva y falso reír“, lanza de entrada Blades en una ácida crítica al arribismo y su mundo de apariencias.
Luego, derechamente en tono de discurso, agrega: “pero señoras y señores, en medio del plástico/ también se ven las caras de esperanza/se ven las caras orgullosas que trabajan por una Latinoamérica unida y por un mañana de esperanza y de libertad“. Finalmente, la canción menciona a una serie de países del continente acompañados del grito “¡Presente!”, hasta llegar a “¡Nicaragua sin Somoza!”, en referencia al dictador Anastasio Somoza -“Tachito”- quien, a la época, ejercía los estertores de su gobierno antes de la Revolución Sandinista de 1979.
Sin duda, toda una revolución para un estilo musical pensado para el hedonismo del “bailador”.
Sorprendentemente, el tema estuvo a un tris de quedar fuera del disco por lo extenso de su duración y por un presunto abuso del texto por sobre la música. Cuestionamientos que la jefatura del sello Fania -casa discográfica salsera de la época, prácticamente monopólica- tenía prácticamente con todo el disco y su propuesta, debido precisamente a la politización de sus canciones, contadas siempre con un tono narrativo cercano a la crónica. “Parecen unos periódicos”, dijo un escéptico Jerry Masucci, propietario de la casa discográfica. Con todo, Willie Colón se encargó de convencer a los ejecutivos de que el disco Siembra debía salir al mercado, enfatizando en que él se encargaría de los arreglos musicales de aquellos historias de “periódicos”.
Con todo, “Pedro Navaja” se convirtió en un emblema de la canción latina. Su potencia narrativa ha sido envidiada públicamente por Joaquín Sabina y Gabriel García Márquez y que fuera versionada, entre otros, por el grupo chileno de hip hop La Pozze Latina. Y para sorpresa del sello y de ortodoxos salseros, el disco Siembra fue la producción más vendida en la historia del género.
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