¿Qué pasó durante los últimos 144 segundos del vuelo 587?
Según una reconstrucción realizada por el organismo que ha realizado la investigación oficial, la National Transportation Safety Board, el avión despegó sin problemas, pero unos segundos más tarde se metió en la primera estela de un Boeing 747 que acababa de salir hacía poco.
Los aviones dejan dos estelas, una por cada ala, que son bastante parecidas a tornados horizontales y cuya intensidad depende del tamaño del aparato. En ese momento, el comandante de la nave dijo a su copiloto, Molin, que era el que la dirigía: "Unas pequeñas turbulencias de estela, ¿verdad?". "Sí", le respondió Molin, mientras giraba el avión hacia la izquierda. Entonces llegó la segunda estela, y empezaron los movimientos bruscos.
Las cajas negras permiten escuchar entonces fuertes ruidos, y la voz de Molin que pide "máxima potencia". "¿Estás bien?", le pregunta States, a lo que Molin responde: "Sí, estoy bien". "Sujétalo, sujétalo", le indica States, y al instante se escucha otro fuerte ruido, que según los investigadores es provocado por la rotura de la cola.
En la grabación se escuchan entonces los sonidos guturales del piloto, y un rugido que va en aumento. "Mierda", dice el copiloto, mientras saltan las alarmas de emergencia que indican que el avión se está desplomando. 14 segundos después el aparato se estrella contra el suelo.
La causa del accidente se reveló el 9 de febrero de 2002: el Copiloto Sten Molin fue entrenado para presionar agresivamente el timón direccional de un lado a otro en caso de turbulencia de estela grave, pero sin saber la sensibilidad de los pedales del Airbus A300, se destrozó y separó todo el estabilizador vertical del A300. Después de este accidente se modificó el manual de entrenamiento para que ningún piloto sobrecargue los sensibles pedales del A300 otra vez.
American Airlines entrenó a todos los pilotos de los Airbus A300 a maniobrar agresivamente los pedales de timón. Esto conllevó a que ocurriera una disputa entre American Airlines y el fabricante del aparato (Airbus Industrie) que informó que antes del accidente le había enviado una comunicación a la compañía propietaria del aparato advirtiéndoles que no abusaran de los controles de pedales de los A300, pero American Airlines informó que la comunicación había llegado después del accidente. Mientras ocurre esta disputa sobre la responsabilidad de incidente a base de cruce de acusaciones, se entablan demandas millonarias por parte de los familiares de las víctimas hacia American Airlines.
Apenas un mes y un día después de los atentados del 11-S, el Airbus A-300 de la compañía American Airlines se estrellaba cuatro minutos después de despegar en una zona residencial de la ciudad de Nueva York, desenterrando el pánico y la confusión que vivió la ciudad tras el ataque contra las Torres Gemelas. Casi desde el primer momento todos los indicios sobre la tragedia, que costó la vida a 265 personas, reflejaban que se había tratado de un fallo mecánico, pero hubo que esperar casi un año para conocer las conclusiones definitivas de la investigación, que indican que el accidente pudo deberse a la brusquedad del piloto a la hora de manejar el timón del aparato en una situación comprometida.
El 12 de noviembre del 2001, el vuelo 587 de American Airlines partió del aeropuerto John F. Kennedy con destino a Santo Domingo, República Dominicana a las 9:16 de la mañana. El avión se estrelló en la comunidad de Belle Harbor, en Queens, donde fallecieron los 260 pasajeros, junto con la tripulación y cinco personas que residían en la zona donde ocurrió el accidente.
A pesar del esfuerzo de los bomberos y los cuerpos militares y médicos que acudieron en ayuda de las víctimas, la caída del vuelo 587 es hasta hoy la segunda tragedia más grande en la historia de la aviación de Estados Unidos, sólo superado por el vuelo 191 de la misma aerolínea en donde murieron 273 personas.
En julio del 2005 fue levantado un monumento que consta de tres placas colocadas en igual número de gigantescas piedras para rendirle homenaje a las víctimas. Fue auspiciado por la Autoridad de Puertos New York-New Jersey y la Cámara de Comercio de Washington Heights y está ubicado en Cabrini Boulevard, entre las calles 178 y 179, próximo al Puente George Washington y al río Hudson, donde confluyen las importantes carreteras Cross Bronx Expressway y el Hudson Parkway, en Washington Heights.
El exasambleísta dominicano, ahora senador, Adriano Espaillat, afirmó que logró que la Asamblea Estatal estableciera un fondo para el financiamiento de becas en universidades para los familiares de las víctimas del fatídico vuelo. Es decir, los jóvenes, hijos de las víctimas cuentan con sus matrículas de estudios pagadas, al entrar a la Universidad, apuntó en su momento.
Uno de los beneficiados fue Juan Vásquez, de Astoria, Queens, quien aquel día perdió a su mujer, Milagros, de 23 años, y quien, después de haber abandonado sus estudios durante mucho tiempo, obtuvo finalmente su título de Business Administration en el DeVry Institute of Technology, de Long Island City.
Vásquez, de 38 años apuntó: "El programa me dio la posibilidad de volver a la escuela", dice Vásquez. "Y creo que esta ha sido la mejor manera de honrar la memoria de Milagros: dando lo mejor de mí mismo".
Monumento a las víctimas en Belle Harbour. Fuentes: El País, Periódicos Hoy & Listín Diario
Comments