Puse los garbanzos en remojo desde la noche anterior. Al día siguiente, los enjuagué y los puse a cocer en la olla de presión con agua suficiente para cubrirlos y agregué (al ojo por ciento) comino, orégano, sal y una pizca de especias cajún. Después de que estaban tiernos, batí media taza en el procesador junto con media cebolla, medio pimiento rojo, dos cucharadas de achiote para dar color y otro poco de orégano. También agregué unos trozos de carne de cerdo que me quedaron del otro día y dejé hervir a fuego lento durante 10 minutos.
El invento quedó delicioso.
Buen provecho.
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