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Foto del escritorShayra

Un antes, un después... Un nunca más. A tres años de la muerte del maestro Viglieti.


Entrevista a Silvio Rodríguez por Daniel Viglietti en Santiago de Chile el 28 de septiembre del 1997


Silvio, te quería preguntar qué sentís con respecto al Che que es quien nos convoca a este encuentro, ¿no?

Es una referencia desde mi niñez. Ayer lo expliqué un poco. Desde que oíamos su voz y sus acciones contadas a través de aquella radio que se trasmitía desde la Sierra Maestra, una iniciativa de él, incluso… Fue hasta un aporte periodístico, dentro de la guerra de guerrillas que él hizo. Estaba muy interesado siempre por la divulgación de las ideas, por comunicarse, por romper el bloqueo que existía entre la realidad de la guerra y la población. Y él fue el que tomó la iniciativa de hacer una emisora y decía que, bueno, oíamos a veces su voz, oíamos las noticias de los distintos enfrentamientos, de cómo se iba librando la guerra en la Sierra Maestra. Y entonces yo y toda mi generación éramos niños, escuchábamos a escondidas en el último rincón de la casa, con una radio muy bajita para que los vecinos no oyeran, para que no se produjera una delación.


Una radio clandestina…

Sí. Y desde entonces existe esa referencia del Che como alguien admirado, como alguien que era un luchador por la libertad, como alguien que hace un consenso a tu alrededor positivo, que es capaz de conglomerar un sentimiento positivo. Y eso comenzó desde mi familia y luego triunfó la Revolución y entonces era todo el pueblo. Y ahora estamos aquí y es toda América Latina.


¿Lo conociste, al Che?

Lo vi una vez de muy cerca. Quizás lo vi en una o dos oportunidades más, pero de lejos. Una vez de casualidad choqué con él, una noche él salía de un auto y yo venía como a la una de la madrugada de estudiar matemáticas en casa de un amigo, medio somnoliento, sin ver por donde caminaba y tropecé con una persona y cuando levanté la vista, era el Che. Casi un choque.


¿Y qué señalás de la huella digital que tiene todo pensamiento?

No es lo mismo la huella de Fidel, que la huella de Camilo Cienfuegos o de tantos otros compañeros. ¿Que señalás de la huella digital de su pensamiento, o de su manera de encarar la lucha, el cambio, de procesarlo, de su actitud internacionalista, muy propia?

Yo pienso que el Che es el resultado de una especie de estudio, si se pudiera decir, de las condiciones de diferentes países de América Latina. Ese famoso viaje que él realizó en su juventud, que creo que no lo hizo esa sola vez; creo que lo hizo en distintas oportunidades, sólo que aquella fue la vez que trascendió porque quizás fue cuando lo hizo de forma más prolongada, más sistemática.

Ese viaje le dejó huellas tremendas porque en esa oportunidad él era un recién graduado de medicina, no tenía ningún tipo de compromisos, se pudo dar el lujo, con toda libertad, de salir a recorrer América en moto, en autobús, en balsa, en fin, en todos los medios de transporte que utilizó. Y de detenerse en cada pueblo un poquito; de observar, de convivir con la gente, quizás de profundizar en determinadas contradicciones.

Tengo entendido que él averiguaba mucho sobre las diferencias entre los patrones y los peones, le hacía muchas preguntas a la gente, eso lo hizo en todos los países de América Latina. O sea que esa cosa, digamos ‘a pie de obra’ como diría un arquitecto, ese contacto directo con la gente, con el sufrimiento, con las contradicciones, fue lo que fue haciendo esa convicción de que tenía que producirse un cambio. Y ahí yo creo que fue donde comenzó realmente a madurar su gran proyecto, que lo fue realizando después paso a paso.


El pensamiento del Che, justamente por nutrirse –creo yo-- de una realidad que tiene muchos puntos de contacto, pero que también es muy diferente, puesto que se trata de países diferentes, de diferentes culturas, de diferentes mestizajes, de diferentes formas de explotación, aunque todo eso sea un poco lo mismo, pero yo creo que esa diferenciación que él hacía entre un pueblo y otro, entre características de una zona y otra, fueron lo que le dieron esa pluralidad a su pensamiento revolucionario.

Por eso cuando él asume el fenómeno ideológico, por así llamarlo, lo asume con una expectativa muy abierta. Por eso quedó después aquello de que era un iconoclasta.

Yo no creo que el Che era un iconoclasta, sino que el Che era un hombre que pensaba con cabeza propia. Ni más ni menos. No creía en mitos, no creía en dogmas. Prefería conocer las cosas por sí mismo y luego sacar sus propias conclusiones. Y me parece que en eso se parecía mucho a Carlos Marx que, según cuentan, su divisa era dudar de todo.


Con respecto a la última etapa en Bolivia, ¿cómo sentís el paso de estos treinta años? Esa situación de aparente soledad dentro de algo que se insinuaba como un sentimiento de solidaridad continental, en muchos países, en muchos sectores.

¿En Bolivia?

Sí, ¿cómo ves esa última etapa del Che?

Yo creo que para hablar de esa última etapa hay que reflexionar sobre ella un poco.

En primer lugar, no tengo todos los elementos. Uno siempre siente que no tiene todos los elementos, que no se ha publicado todo, que falta parte de la historia. Pero bueno, con lo que tenemos, que es bastante, que es su decisión de ir allí y de emprender un punto de partida para la liberación americana, me parece que él, un poco como decimos los cubanos, y perdóname que vulgarice quizás un poco un momento tan trascendente de la historia americana: dicen que cuando uno se mete en un problema uno va con dos jabas, una para dar y otra para recibir… Por circunstancias que no sé (no tengo todos los elementos), parece que a él le tocó recibir más de lo que pudo dar.


Bueno, ¿y cómo ves el Festival acá, que es inminente? Se desplazó un día. Ya a esta hora deberíamos estar casi por comenzar, pero se desplazó para mañana por el tiempo.

Lo importante es que se va a realizar el Festival y que todos los que íbamos a participar, estamos. E incluso el hecho de que se postergue por un día quizás hasta permita que algún compañero que no había podido llegar, llegue y participe. El caso de Isabel Parra, por ejemplo. No creo que la afectación desde el punto de vista del público se haga sentir. Lo lindo es que lo vamos a hacer… Yo creo que lo hubiéramos hecho debajo de un temporal también. Porque esa era la voluntad de todos... Y lo hermoso es ver que una personalidad, que un hombre, que un prócer como Che, un hombre que fue realmente tan bueno, tenga esta respuesta de gente que trata de ser buena.


Varias fuentes.


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1 Comment


Angie Morales
Angie Morales
Oct 31, 2020

Gracias. Me encantan esas tomas tan naturales del disfrute de su momento juntos

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