Cada 100g provee sólo 26 calorías, 5g de hidratos de carbono y cero grasas.
La col (repollo) tiene propiedades curativas. Contiene un 92% de agua, mucha fibra y pocas calorías e hidratos de carbono. Es rica en vitaminas A, C, E y B y en minerales como el azufre (lo cual aporta potentes propiedades antioxidantes), potasio, calcio. También contiene ácido fólico y arginina, la cual nos ayuda a combatir los resfriados.
La col es originaria de Centroeuropa, aunque desde hace unos siglos se ha extendido su cultivo a todo el mundo. Los griegos, celtas y romanos usaban la col por sus numerosas propiedades medicinales.
Se le considera un antibiótico natural ya que contiene sustancias capaces de reducir gérmenes infecciosos.
El jarabe de repollo se usa contra las anginas de garganta, afonía y afecciones bronquiales (se exprime el zumo del repollo, se añade un poco de miel y se hierve).
El repollo destaca por sus propiedades antirreumáticas, anticatarrales, digestivas, energéticas, cicatrizantes, cardíacas y anticancerígenas. También es bueno para el buen funcionamiento mental, la tiroides, el ácido úrico, y para reducir el colesterol. Es un buen aliento para los diabéticos.
Es mejor comerla en crudo, para no perder las propiedades de sus vitaminas hidrosolubles, por ejemplo, rallada en ensalada acompañada de aceite de oliva virgen extra, vinagre y sal. También podemos tomar su zumo recien exprimido. Aunque también es muy popular comerla en chucrut (col agria fermentada).
Las hojas cocidas al vapor y muy calientes se usan para combatir los dolores de reumáticos. Y, se dice, también para aliviar las inflamaciones de hígado y riñones, colocadas en su partes correspondientes.
Preparación:
Cortar el repollo muy finamente; mezclar con pimientos y cebolla, cortados en juliana y poner al horno durante 20 minutos con las especias e hierbas de su gusto.
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