Serrat y Silvio en Madrid. Diciembre, 2018
El cantautor y rockero argentino León Gieco abraza la música como un viaje sin fronteras. Y su destino (y objetivo) ha sido siempre dar visibilidad a las injusticias. El artista repasará este ocho de julio en el escenario natural de Lanuza, en el valle de Tena (Huesca), sus cuarenta intensos años de trayectoria, marcados por las vicisitudes y regímenes políticos que ha atravesado su país.
El autor del megahit "Sólo le pido a Dios" es el encargado de abrir el Festival Internacional de las Culturas Pirineos Sur, en el marco de una gira musical que le permite promocionar su nueva faceta cinematográfica. Se trata de la película que ha dirigido, titulada MundoAtlas, una emotiva road movie en la que recorre Argentina actuando con músicos discapacitados y en la que ha estado embarcado los últimos años.
Quería preguntarte ¿qué tal llevas que te digan el Bob Dylan argentino?
Perfectamente, claro.
Gracias a Bob Dylan agarré mi armónica y compuse mi primera canción. Andaba en mi pueblo con mi bicicleta, con 13 años, y escuché en la propagadora (entonces no existía la radio) una canción en inglés que me emocionó tremendamente, pero cosas de pibe: no fui a averiguar quién la cantaba. Siete años después la volví a escuchar en una tienda, me compré el ‘simple’ (con dos canciones) de los Birds, en la que cantaba Mr. Tambourine y al día siguiente volví para pedirle que me vendiera todo lo que tuviera de ese grupo. Me dijo que no tenía más que eso, pero sí algo del autor de la canción. Así que me fui con el disco de Dylan 'The Freewheelin’ y su "Blowin’ in the wind" me encantó. Mi canción "Hombre de hierro", más que ser una clara influencia de este himno, es directamente un robo. Es muy parecida, pero mi letra era sobre la política de Mendoza, de cuando los militares reprimieron violentamente a un grupo de maestras. Fue la tapa de una olla que se destapó. Ahora ya llevo más de 40 discos grabados…
¿Y es cierto que a su perro le ha puesto Dylan de nombre?
Claro. Es el único Dylan con el que puedo estar hablando (risas).
En realidad, tuve contacto con Bob Dylan gracias a Pete Seeger. En ese encuentro Dylan me regaló una armoniquita que se la sacó al mánager y me preguntó cómo me lo hice yo para grabar con Seeger. Recuerdo que entonces Dylan llevaba el Óscar que ganó pegado al teclado.
Es que su currículo quita el hipo... Pocos pueden contar que han tocado con el citado Pete Seeger, con Bruce Springsteen...
Y he compartido discos con Milton Nascimento, Mercedes Sosa, Gilberto Gil… He compartido escenario con Serrat, Ana Belén, Víctor Manuel, Luis Eduardo Aute, Carlos Núñez (con el que también grabé). También con Silvio Rodríguez, Pablo Milanés.
Ahora mismo vengo de tocar con Joan Baez en el Lincoln Center. Cada personaje responde a su determinado país… Pero sí puedo decir que después de todas estas colaboraciones, los más grandes compositores del mundo son Bob Dylan, Silvio Rodríguez y Joan Manuel Serrat.
Su nombre estará eternamente ligado a "Sólo le pido a Dios", hit que cantaron desde Mercedes Sosa hasta Ana Belén.
Cuando la compusiste ¿eras conciente de la trascendencia que acabaría teniendo?
No, no. En realidad los autores que dicen ‘acabo de componer un himno’ nunca lo aciertan porque es la gente que lo transforma en un himno. Eso sí, la única persona que lo antecedió, que lo vaticinó, fue mi papá, un cantante alcohólico y un personaje divino que me incitó a que me fuera a Buenos Aires para que yo cumpliera su sueño y viviera lo que él hubiera querido que fuera su carrera. Tuve la oportunidad de llevarle de gira y conocer varios países hasta que murió de alcoholismo. Cuando la compuse, en el 78, no tenía editorial ni se promocionó con ningún videoclip, pero fue absorbida por un montón de cantantes que hicieron cientos de versiones en muchos idiomas. Aún ahora sigo firmando autorizaciones para que la letra figure en libros de lectura de muchos países.
Perteneces a la segunda generación del rock argentino junto a Charlie García. Y tuviste la suerte de que Gustavo Santaolalla te produjera tu primer disco. ¿Qué recuerdas de esos años?
Tuve la suerte de conocer a Santaolalla y estudiar guitarra con él cuando se hizo famoso con el grupo Arco Iris gracias a la canción "Mañana campestre", un tema hermoso que sonaba un montón. Entonces yo trabaja de noche como telexista internacional (lo que existía antes del invento del fax). Y cuando en un programa de radio escuché que él enseñaba música vi que era mi oportunidad.
Las clases consistían en escuchar a grandes como Bob Dylan, Cat Stevens, etcétera, pero yo le conté que había compuesto algunas canciones. Las escuchó y le parecieron perfectas, así que acabó involucrándose en lo que fue su primera producción. Fue una época de locura. Y también infame. Todos soñábamos con la vuelta de Perón y empezamos a ser reprimidos y luego llegó el militarismo. Me prohibieron sonar en la radio, en la televisión y me amenazaron de muerte por teléfono, así que nos fuimos con mi familia a Bogotá, México, Venezuela… Y también a España. Era al año 79 y su color era muy gris porque había salido de una larga dictadura. Me fui entonces a Italia, regresé a Argentina y en el 86 de nuevo en España y ¡cómo había cambiado! Picasso la había agarrado y pintado toda de colores. Realmente floreció.
Otro gran mérito tuyo ha sido la recuperación del folklore argentino. ¿Cómo se te ocurrió?
Con Gustavo en el 85 recorrimos el país recopilando la música más étnica del país. No la más folklórica, porque ésta ya se escucha en los festivales, sino la más étnica: la que hace la gente que se instala en el monte o en ciudades chiquititas muy alejadas de la capital y que van haciendo esta música tan maravillosa. Ellos se convirtieron en nuestros maestros. Publicamos cuatro discos y 50 horas de vídeo. Es un material que está en todos los colegios. Recuerdo que cuando nos embarcamos en esta aventura los periodistas nos dijeron que éramos unos alcohólicos y drogadictos, y cuando recuperamos el prestigio y la compañía de discos se dio cuenta de que podía convertirse en el material comercial que ha acabado siendo fue muy gracioso. Entonces nos preguntaban cómo lo hicimos para salvaguardar la cultura, y nosotros respondimos que siendo unos borrachos y cocainómanos.
Me gustaría que nos ampliaras esta frase tuya: “Latinoamérica es la única reserva de alimentos que tiene el planeta, pero también es la última reserva espiritual y musical”.
Es que hay tantas tierras vírgenes en Latinoamérica. En Europa, en cambio, todas ya están tomadas. Allí hay tierra virgen para matarse realmente; y hay zonas tremendamente despobladas. Una enorme reserva de alimentos. Y de agua. Hay dos sectores de agua para alimentar al mundo durante cientos de años y la estamos defendiendo de los americanos. Y también es una reserva espiritual y musical porque tiene muchos, todos los colores. Mi país mismo ha estado abierto a todas las colectividades: las 23 provincias que lo conforman tienen su propio folclore, lo que me parece maravilloso. Algo bueno teníamos que tener para compensar tantos asesinatos, genocidios, corralitos…
Fragmento de entrevista a León Gieco. Cancioneros..com Julio, 2010
👍Excelente Canción que No Pierde Nunca Su Vigencia, Es Como Un Himno, Para La Vida y Para Futuras Generaciones, que Jamás, Deben Olvidar, Toda La Destrucción que Han Causado Tantas Guerras, hace Ya, Más de 1 Siglo, a Todo Nuestro Planeta Tierra y Sus Alrededores del Espacio.