Para mí, y estoy estoy segura que para muchos de nosotros, ha sido un privilegio coincidir contemporáneamente con Pablo Milanés Arias y haber tenido el regalo inmenso de haber asistido a uno o varios de sus conciertos. Se ha ido la voz más hermosa, en la cantautoría hispanoamericana, en mi opinión. Cuando Pablito cantaba, era una caricia para el alma; poseía una voz que te calaba en lo más profundo.
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