Eran las ocho y cuarto de la noche. Estaba lejos de mi asiento cuando empezaron a apagar las luces del American Airlines Arena.
Empecé a correr como una garza entre las sillas, algunas de las cuales todavía esperaban ser llenadas por los sabineros que se darían cita en el concierto.
Yo necesitaba transfundir esa vena que llevo en mí desde "Física y Química" y tenía que darme una dosis en directo... Ya llevaba 36 metiéndomelo por los oídos.
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Sonaron los acordes de las guitarras eléctricas y entró el flaco con sus cómplices al escenario, diciendo: "No voy a negarte que has marcado estilo, que has patentado un modo de andar sin despeinarte por el agudísimo filo de la navaja de esta espídica ciudad..."
Empezó la magia. Acto seguido, nos invitó un bocado de su "Tiramisú de limón", con un semblante de un Joaquín que no parece haber estado enfermo cinco meses atrás.
Agradecido de que lo hayamos esperado todo este tiempo, se brindó a su público latinoamericano, uniendo generaciones, logrando abrazar almas que se vuelven una por el milagro de su música. ¡Y vaya música!
Siguieron las canciones; la adrenalina de la noche no me permite recordar el orden de las mismas, pero "Aves de paso", "Virgen de la amargura" y "Peor para el sol" estaban entre las primeras... Y se escuchaba el público acompañándolo: "Es mejor -le pedí- que te calles, no me gusta invertir en quimeras, me han traído hasta aquí tus caderas, no tu corazón."
El mejor momento para mí en la noche fue cuando interpretó "Por el boulevard de los sueños rotos". Estaba mirando a García de Diego hacer su malabarismo con el piano cuando Leslie me gritó: "Niña, que te está cantando a ti". Y ahí, mirándome a los ojos fijamente, me cantaba, abriendo los brazos, además: "Se escapó de una cárcel de amor, de un delirio de alcohol, de mil noches en vela. Se dejó el corazón en Madrid, ¡quién supiera reír como llora Chavela!" ¿Será que le recuerdo yo a la dama de poncho rojo?... Porque, cuando saltó el estribillo nuevamente, volvió a cantármela... Y a mirarme. ¡Qué de regalos lindos me da la vida!
Jaime Azúa, Pancho Varona y Jaime Azúa & Josemi Sagaste y García de Diego El Joaco saltaba, corría en el escenario, estaba súper emocionado y contento de ver cómo era recibido en esta ciudad en la que cantaba por primera vez. Y los músicos, ni hablar. Jaime Azúa se la lució con "Llueve sobre mojado", Pancho Varona con "La rubia platino", Antonio García de Diego -quien cada vez me deja más maravillada- con "Tan joven y tan viejo"... Y Mara, Marita, por Dios... ¡Qué voz tiene esta andaluza! Cuando cantó "La chica Almodóvar" a los chicos se le caía la baba... Pero cuando hizo la copla "Y sin embargo te quiero", "toermundo se calló", no le quedó más remedio al público que saborear esta onubense que canta como le da la gana. Como es de esperarse, esta canción da paso a "Y sin embargo" -mi gran favorita... y cada vez más- canción que me lleva al desarme total, al desbarate... Y me pone a llorar como una Magdalena, nunca mejor dicho, porque luego siguió ésta, con farola y todo. "19 días y 500 noches" causó sensación, como siempre.
Joaquín se despidió y volvió, tres veces... Y nos volvió a deleitar con "Noches de boda", "Y nos dieron las diez", "La del pirata cojo" y "Pastillas para no soñar". Pero seguí soñando... Y fui "feliz como un niño cuando sale de la escuela" por estas dos horas.
Todavía me queda la secuela, tanto que no me molestaría estar como "Eva tomando el sol", de ocupa en cualquier sitio de Moratalaz.
Crónica de un concierto del 24 de octubre del 2011. Fotos tomadas en dicho concierto. Gracias por leer.
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